viernes, 30 de diciembre de 2011

La concesión de la palaza de Las Ventas

EL ENEMIGO ESTÁ DENTRO

Cuando salió el Pliego de Condiciones para licitar por la Plaza de las Ventas, advertí que tenía dos fallos fundamentales: la supresión de festejos en el mes de Marzo, y no obligar a celebrar corridas de toros los domingos de verano. Haber eliminado el mes de Marzo del pliego es absurdo, teniendo en cuenta que en esas fechas todos tenemos ganas de toros. Pero peor es la práctica desaparición de las corridas de toros los domingos estivales. Esas corridas eran la única oportunidad que tenían muchos matadores jóvenes para confirmar la alternativa y darse a conocer. También servían para resucitar a toreros estimables que estaban en el pozo. Gracias a estas corridas todos los veranos resurgían dos o tres matadores. Sin ellas la renovación en el escalafón superior se ha vuelto poco menos que imposible...Y esto es gravísimo. Que luego nadie se queje de que los carteles de las ferias son siempre los mismos.
Como soy un ingenuo incorregible, pensé que estas deficiencias serían corregidas generosamente por la empresa arrendataria. La entrada en ella de nombres nuevos y con fama de audaces, me animaban a ser optimista. Además, el menor canon económico a pagar, hace que la empresa pueda jugar con unos márgenes mayores y pueda volcarse en la confección de una gran temporada. Mi gozo en un pozo. La oferta de temporada presentada por Taurodelta, es de una mezquindad lamentable. Ajustándose con racanería a los mínimos exigidos en el pliego, nos deja sin mes de Marzo y, una vez acabado San Isidro, las corridas de toros prácticamente desaparecen de la programación. Es decir, atracón indigerible en la isidrada y, después, pan y agua para el resto de la temporada.
Es evidente que Simón Casas pinta menos que la Tomasa en los títeres. Quien corta el bacalao es Choperita, hombre de nula afición, que solamente está en el negocio por razones de tipo hereditario y que es un empresario feriante. Jamás ha creído en las plazas de temporada. Nótese que estos señores están dando diez corridas de toros menos de las que daban los Lozano o el inolvidable Manolo Chopera, que consiguió hacer torear a las figuras en Madrid los domingos del mes de Julio. Este lujo hoy se antoja como un sueño imposible. Esas diez corridas de toros menos, son precisamente las del verano. Choperita tiene el dudoso honor de haber laminado la temporada madrileña, y ha podido hacerlo con total impunidad porque los políticos de la Comunidad se lo han consentido, y porque una prensa domesticada hasta lo ha justificado.
La oferta de Taurodelta es de una verborrea incontenible, pero tras tanta palabrería lo único que se esconde es el afán de ganar mucho dinero en las fechas rentables, e ir minando poco a poco los siete meses de temporada. Porque las novilladas están muy bien y son muy necesarias, pero junto a las corridas de toros y no como sustitutas baratas de los festejos mayores, mucho más costosos. Esta es la madre del cordero. En el fondo la promoción de los novilleros (muy necesaria, por otra parte) les trae al pairo. Lo que ocurre es que las novilladas son menos caras de organizar que las corridas y arrojan menos pérdidas, y eso es lo que les interesa. Esta es la razón última de los interminables meses de novilladas que nos esperan.
Lo de la “feria del arte y la cultura” es una cachondada que va a dar lugar a mucho pitorreo. Además de tacaños, cursis. Y ese mes de encastes minoritarios con tres novillos de aquí y otros tres de allá, en principio parece poco serio, como tampoco es seria la organización de una novillada concurso en lugar de una corrida. En cuanto a la presencia de novilleros punteros en Abril y de figuras fuera de feria, habrá que verlo. El papel lo aguanta todo, pero luego todos los toreros quieren ir directamente a San Isidro y no quieren ni oír hablar de Madrid el resto del año. En fin parole, parole... , que dicen los transalpinos.
Ya he advertido en muchas ocasiones lo nefasto que sería para la fiesta la desaparición de Madrid como plaza de temporada.No voy a insistir mas en ello. Mucho me temo, eso sí, que en el próximo pliego se dejarán ya de requilorios y la temporada quedará reducida a lo rentable, a San Isidro y alguna corrida extraordinaria, tal y como desean esos políticos ignorantes y avarientos; y esos empresarios taurinos miopes y cortoplacistas.
Conclusión: los antis no necesitan trabajar. Los políticos y los taurinos ya se encargan de la demolición de la fiesta desde dentro. Una vez más lo acabamos de comprobar. Disparad sobre nosotros, el enemigo está dentro, dijo un patriota en una célebre ocasión. Pues eso mismo digo yo.

Domingo Delgado de la Cámara

domingo, 11 de diciembre de 2011

MÁS SOBRE EL FUTURO DE LA FIESTA

LIDIA SIN SANGRE

Tengo la impresión de que los patéticos espectáculos que últimamente han tenido lugar en Las Vegas y en Quito, no se van a quedar ahí. Lamentablemente son el futuro. Todas las fuerzas empujan en esa dirección. No sólo animalistas y ecologistas quieren quitar la sangre a las corridas, también los taurinos. E incluso el público. Me explico:
La evolución del propio espectáculo, en el que han sido primados los valores estéticos en detrimento de la emoción y el peligro, tienden muchas veces a hacer innecesarios los elementos sangrientos de la tauromaquia tradicional. Muchas veces la suerte de varas se queda en un simulacro porque el toro ya sale picado de los chiqueros. Ver una tercera vara se ha vuelto imposible, por la sencilla razón de que ningún toro la soporta. El toro ha pasado de ser un rival indómito y orgulloso a ser un colaborador servil y sin fuerza. Y en este contexto los elementos punzantes y sangrientos ya no tienen sentido.
Por otro lado, la inmensa mayoría del público, y la crítica, solamente valora ya el componente estético de la fiesta, e ignoran y pasan de largo por los ingredientes cruentos, que son tomados como males necesarios y no como fundamentos esenciales de la lidia. Cuando en un extraño acaso, sale de repente una corrida dura de las que hacen sudar a los toreros y pasar miedo a los espectadores, solamente salimos satisfechos de la plaza cuatro aficionados que, inmediatamente, somos tachados de brutales y anticuados. Al día siguiente la crítica pone a parir al ganadero, compadece a los toreros y dice que ese toro prehistórico ya no tiene razón de ser ni de existir.
En este contexto ¿tiene sentido la suerte de varas y la muerte a estoque del toro? La cosa viene de largo. Poco a poco se ha ido despojando a la fiesta de sus elementos dramáticos. Primero se pusieron los petos; después se empezó a afeitar a mansalva, luego se suprimieron las banderillas de fuego... Y para buscar la mayor estética posible y la comodidad del torero, se fue quitando fiereza a los toros y se descastaron las ganaderías. ¿Cual va a ser el siguiente movimiento?
Efectivamente, el paso de Belmonte por el toreo fue crucial. Y no por lo de quedarse quieto, como tantas veces se ha dicho, sino porque el toreo pasó de ser una lucha, llena de dramatismo y crudeza, a ser un ballet tan estético como decadente. Y, poco a poco, el toreo ha pasado de ser una fiesta popular y de masas a un espectáculo elitista y snob. Y vuelvo a preguntar: en este contexto, ¿tiene sentido la suerte de varas y la muerte a estoque del toro...?
Y ahora vayamos al ambiente profesional, al ambiente de los toreros. Cualquiera que hable con ellos, se da cuenta de que aborrecen al toro de verdad y adoran a la babosa que se cae. Cuando se enfrentan al toro fuerte, serio y en puntas, es porque no tienen mas remedio. El sueño de cualquier principiante es llegar a figura para torear toros blandos y afeitados, y ganar dinero no exponiendo un alamar. Por la presión de los toreros influyentes, se están mandando al matadero ganaderías centenarias, para que sólo sobreviva un encaste, el que ellos quieren, el más previsible, el menos exigente, el que asusta menos... Esto es lo que se piensa en el ambiente profesional. El hecho de tener que matar al toro es una penosa obligación, ya que ellos, dicen, son artistas, no matarifes.
No sé porqué las declaraciones de Castella en este sentido han causado tanta indignación cuando Curro Romero y Antonio Ordóñez, ya hace años, decían lo mismo y nadie se mosqueó con ellos. Así pues, una fiesta donde no haya que matar, donde no haya que jugársela en el momento más peligroso, donde los triunfos no se esfumen por el mal uso de la espada, es vista con agrado en el ambiente profesional, aunque no se atrevan a decirlo en público por el qué dirán.
Si los toreros tuvieran vergüenza torera, se hubieran negado en bloque a participar en el escarnio de Quito. Muchos se han prestado a participar en la patochada, y es que el negoci es el negoci..., que dicen por el noreste. Y claro, en el momento en que se prohíba herir al toro, por aquello de humanizar la fiesta, se autorizará automáticamente la lidia de utreros y erales en las corridas de toros, y el desmochado de las astas será obligatorio. La gloria para los toreros medrosos, para los ídolos de revista del cuore y para permanecer en activo hasta los setenta años. ¿Alguien puede creer que, en esta perspectiva, el ambiente profesional va a luchar por la fiesta íntegra y de verdad?
Los políticos estarán encantados con la nueva coyuntura El demagogo de turno dirá en su discurso que, con las nuevas medidas, se consigue aunar el respeto a la tradición con la protección de los animales. En Pamplona, en las mañanas de San Fermín, se han celebrado siempre becerradas de noveles a las que me gustaba acudir. Ya no voy. Desde hace dos años son incruentas: el concejal de turno afirmó que se tomaba la medida para no herir la sensibilidad de los niños. No he oído ni una sola protesta. Poco a poco la lidia sin sangre va conquistando posiciones. La publicidad de los espectáculos de recortadores va por el mismo camino: “Sin sangre”, advierten los carteles...
Con la lidia sin sangre, los antitaurinos estarán eufóricos, pues habrán conquistado su objetivo; el taurinismo feliz por no tener que matar y por haber desterrado de una vez por todas al toro de verdad; los políticos sacarán pecho ante Europa por lo modernísimos que somos..., y ese público de aluvión que va a los toros frívolamente a merendar y dejarse ver, los primeros años del invento seguirá yendo a la plaza tan ricamente. Hay unanimidad y las unanimidades siempre se imponen.
Sólo lo lamentaremos cuatro aficionados, que como dijo una vez Jesulín, cabemos en un autobús y no lo llenamos. Desde luego yo, cuando el toro no muera a estoque en el ruedo; cuando su muerte sea prostituída en un sórdido y oscuro matadero, cuando el rito no se cumpla, nunca más pisaré una plaza de toros. Porque para mí el toreo no es un espectáculo frívolo y teatral. Es un rito donde se muestra el valor y el ingenio humano desafiando y venciendo a la muerte, matando a la muerte.
Las corridas incruentas serán el principio del fin, porque sin el riesgo ni sus elementos dramáticos, el toreo es una pantomima sin sentido y los pases del torero se convierten en muecas patéticas. Y la gente irá dejando de ir, pues aquello será un ballet aburridísimo. Y la antaño gloriosa tauromaquia, será algo reducido y marginal, como los tablaos para turistas o esos circos tristísimos que se instalan en los descampados...
Ojalá que todo esto sea un mal sueño, una pesadilla invernal. Ojalá que todos reaccionemos en pro de la fiesta de verdad. Ojalá que prevalezca en el futuro la fiesta íntegra y sin mixtificaciones... Y que dentro de cuarenta años podamos seguir yendo a los toros tal y como ahora lo hacemos. Ojalá...
Una vez el maestro Juncal preguntó a su genial limpiabotas:
-Búfalo ¿cómo es la muerte de un toro bravo?
-Solemne, maestro, es solemne...
Yo no quiero renunciar a esa solemnidad.


Domingo Delgado de la Cámara

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Pesimismo

INCIERTO FUTURO


Nunca he sido un pesimista profesional, de esos que se están lamentando a todas horas, pero si observamos con frialdad la realidad que nos circunda, no podemos ser optimistas. Sé bien que este artículo no va a gustar nada, y muchos me van a poner a caldo. Pero la fiesta de los toros se halla en la encrucijada más difícil de su historia. Los próximos años van a ser claves para la supervivencia de la tauromaquia. Se avecinan tiempos duros, existe toda una confabulación para acabar con el toreo, nuestros enemigos son muy poderosos. No querer darse cuenta es una irresponsabilidad y una locura.
Los antitaurinos ya han conseguido una cosa muy importante para ellos: marginar la fiesta. Gracias a una presión de años, han conseguido que la fiesta sea un asunto marginal del que apenas se habla. Han conseguido que los medios de comunicación no presten atención a los toros. Salvo alguna excepción puntual, las televisiones ignoran el tema taurino y, si se informa, es de modo sesgado y negativo. Baste recordar la satisfacción con la que se informó de la prohibición de los toros en Cataluña en casi todas las televisiones. En aquél momento pudo comprobarse muy bien de qué parte estaban las muy influyentes televisiones. Se ha conseguido instalar en el conjunto de la sociedad la creencia de que los toros son una barbaridad que no merece la pena, una diversión propia de gentes incultas y atrasadas. Ese cliché ha arraigado con una fuerza tremenda entre la gente común y, sin medios a nuestro favor, va a ser muy difícil de combatirlo.
Por otro lado, y por temor a la ira antitaurina, los grandes bancos, las grandes empresas, las multinacionales, que esponsorizan con gran generosidad los acontecimientos culturales y deportivos, no dan un solo euro a la fiesta de los toros. Otro tanto puede decirse de las administraciones públicas, que patrocinan a fondo perdido el deporte de base y la cultura minoritaria, pero a la fiesta la castigan con impuestos agobiantes (el dieciocho por ciento de IVA por ejemplo). Alguien dirá que el ayuntamiento de tal o cual pueblo de Castilla se vuelca con la fiesta de los toros... Sí, pero es una gota de agua en el océano del desprecio de la inmensa mayoría de las administraciones.
Lo que quiere decir que la economía de las corridas de toros se basa únicamente en la taquilla. Y la taquilla sola no puede sostener ya la carestía del espectáculo taurino. el precio de las entradas no puede subirse un euro más. El precio de los tendidos de sombra es astronómico y hay que ser un auténtico potentado para tener un par de abonos de sombra en Sevilla, por ejemplo. Sin embargo los empresarios dicen no ganar dinero. Y es que los gastos son tantos, que en cuanto el cartel es un poco fuerte, el empresario pierde dinero ¡con la plaza llena!. La economía de los otros espectáculos masivos se basa en el dinero de las televisiones y en la publicidad, no en la taquilla. Y este camino está vedado para el toreo por la labor de zapa hecha durante años por los antitaurinos. Ninguna televisión, ninguna empresa, ningún banco quiere vincular su nombre a la tauromaquia. Y el toreo se verá constreñido a un ámbito cada vez más pobre y marginal.
Otro tema gravísimo es el de las novilladas. No va nadie a presenciarlas. Tampoco va nadie, ciertamente, al cine o a ver deporte amateur. Pero aquí no hay problema: las grandes empresas y, sobre todo, las administraciones públicas subvencionan con inmensa generosidad los partidos de tercera división a campo vacío, o las semanas de teatro experimental argentino, pongo por caso, con las butacas vacías. Clara malversación de dinero público, que debería indignar al contribuyente.
El toreo no tiene tan generosos mecenas. Hasta ahora las novilladas venían sobreviviendo gracias al apoyo de los ayuntamientos de los pueblos de Castilla y a la aportación de los famosos ponedores, padrinos adinerados con el negocio del ladrillo que invertían un dinerito en la carrera de un muchacho. Pero, con la actual crisis económica, ni los ayuntamientos de la zona centro van a poder organizar novilladas, ni va a haber ya ponedores. Con este panorama ¿cuántas novilladas van a celebrarse?... Y si no hay novilladas, dentro de quince años no habrá matadores de toros ¡y se acabó!.
Invertir esta tendencia va a ser complicadísimo. En los despachos de las televisiones, de los políticos, de los bancos..., se sienta gente ya formada y crecida con todos los prejuicios antitaurinos en la cabeza. Y que no querrá exponer su carrera vinculándola con los toros. La estrategia antitaurina ha sido de una gran eficacia: primero se sataniza el espectáculo y se le hace marginal. Y conseguido esto, ya se puede empezar la campaña para la prohibición absoluta. El modelo piloto ha sido Cataluña. Luego vamos todos los demás.
¿Qué se puede hacer para invertir esta tendencia? Y por favor, que nadie me venga con “el indiscutible arraigo de los toros en el pueblo español”; que tampoco me cuenten aquello de que “la verdad y emoción de la fiesta la hacen invulnerable”. Que no me cuenten estas cosas, porque no son ciertas. A la gente cargada de prejuicios en contra de la fiesta, nuestros argumentos le resbalan y ni siquiera los escucha.
Pero vuelvo a preguntar: ¿qué podemos hacer para invertir esta tendencia? De entrada apunto que conseguir espacio para la fiesta en la televisión puede costar mucho dinero. Y los taurinos no están dispuestos a invertir dinero: ¡quieren llevárselo! Y como los toros no aparezcan por la tele, esto se acaba. Lo que no aparece en televisión es como si no existiera. Así funciona el mundo de hoy. Por supuesto, que un canal de pago esté televisando los festejos, es totalmente insuficiente. Si queremos que en el futuro haya aficionados, habría que televisar los grandes festejos de la temporada en abierto, aunque se fastidie el negocio de Molés y José Tomás se quite de en medio. No es momento para los egoísmos personales, es la hora de la generosidad y la amplitud de miras.
Otro asunto estremecedor es el del campo bravo. Nunca fue negocio criar toros de lidia. Se trataba de un lujo de terratenientes. Pero tampoco era la ruina que ahora es. El toro se alimentaba de lo que encontraba en el suelo y poco más, no se le daban tratamientos sanitarios; los hombres que lo cuidaban estaban en los cortijos por la comida y poco más (injusto a todas luces, claro)... Ahora todo es muy distinto: los gastos se han disparado, la alimentación, la sanidad, los sueldos de los operarios, el mantenimiento de las instalaciones..., todo cuesta un Potosí. Mientras el precio final del toro se ha hundido. Es muy caro criar un toro mientras que su precio en el mercado es ínfimo. Hecha la excepción de un puñado de ganaderías, los toros de las demás no valen prácticamente nada. Entre otras cosas, porque no hay con qué pagarlos... El futuro es muy lóbrego. ¿Cuántas ganaderías van a sobrevivir? Muy pocas. ¿Y cuántas van a desparecer? Casi todas. El panorama es estremecedor. La fiesta puede acabar, o quedar reducida a cuatro fechas muy puntuales, por falta de materia prima...
Ya sé que lo que digo es muy triste y no va a gustar, pero todo lo dicho es cierto, dolorosamente cierto. Y lo primero que tenemos que hacer es tomar conciencia de tan precaria situación. Y dejar a un lado egoísmos, enemistades personales, desencuentros absurdos y, juntos, ponernos a trabajar. El tiempo corre contra nosotros. Y nos va el futuro en ello.

P.D. La próxima semana hablaré de la patochada de Quito.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

EN LA MUERTE DE DIEGO PUERTA

LA SONRISA DEL HÉROE

Paco Camino, El Viti y Diego Puerta compusieron uno de los carteles más repetidos en el toreo. El éxito de la terna se debió al altísimo nivel de sus tres componentes, porque Diego Puerta tenía tanto cartel y categoría como el que más.
Su trayectoria es de las más honestas y admirables de la historia del toreo. Los toros le cogieron con una saña que estremece: más de cincuenta cornadas cicatrizaron sobre el menudo cuerpo del torero, alguna de ellas gravísima, como la que le infirió un Guardiola en Bilbao en los principios de su carrera. Le partió el hígado, y esto, que hubiera quitado del camino al más pintado, a Puerta no le amilanaba. Salía de la cama con el valor intacto, dispuesto a arrimarse más todavía. Y lo hacía tan contento, sonriendo. Nunca salió de su boca una queja y asumía con alegría lo que le tocaba padecer.
Esta actitud contrasta enormemente con el lamento quejumbroso de muchos toreros actuales que no han sufrido, ni con mucho, lo que padeció Puerta. Diego es un patrón para medir el valor: cuando se dice de un torero que es valiente, yo lo comparo con el pequeño gigante de San Bernardo, y no hay quien resista la comparación. Con mucho menos castigo por parte de los toros, muchos han tirado la toalla. Diego ha sido el Espartero del siglo XX.
El toro que le encumbró, un miura llamado Escobero, le cogió tropecientas veces, pero Diego volvía a la cara del toro con más arrojo aún, pues sabía que estaba en Sevilla en su primera Feria de Abril, y que había que triunfar a toda costa, a cualquier precio. Esta fue la tónica constante de su carrera, una lucha tenaz en un escalafón plagado de figurones del toreo, donde la supervivencia era muy difícil. Diego, superviviente nato, siempre estuvo en la primera fila, desde el principio hasta final de su carrera.
Pero no solo fue de un héroe. Puerta además fue un gran torero, mucho mejor torero de lo que después se le ha reconocido, o de lo que se dice en los libros. Su toreo alegre, del más puro estilo sevillano, fue muy apreciado. No era, desde luego, un artista tan depurado como Pepe Luis Vázquez o Pepín Martín Vázquez. Pero su presencia en el ruedo llenaba al público de alegría.
El torero más próximo a él podría ser Manolo González, un sevillano que aunaba la pinturería con el valor, la misma fórmula empleada por Puerta diez años después. González duró muy poco: tras una trayectoria meteórica se retiró muy joven. Puerta, sin embargo, estuvo dieciséis años como primera figura. Esta combinación de pinturería y valor encantó a los públicos de la época. A todos los públicos, pues Puerta tuvo el máximo cartel tanto en Sevilla y en Madrid como en el norte.
Y desde que él se marchó en 1974, no ha habido en el escalafón un diestro que haya ocupado su lugar. A partir de entonces, los toreros de aire sevillano han sido medrosos y de poco valor. Y los diestros valerosos han mostrado su valor de modo más seco y más triste. En estos últimos treinta años nadie ha aunado el pellizco y el valor. Ahora no hay un diestro paralelo a Diego Puerta. Y es una pena.
Las imágenes que han quedado de él nos muestran a un gran torero. Toreaba con el capote de un modo muy apretado que enervaba al público. Nadie ha dado unas chicuelinas tan ceñidas como él. Parecía que el toro se lo iba a llevar por delante en cada lance. Sus chicuelinas estrujantes son una provocación para todos esos toreros que se pasan el toro a un kilómetro.
Puerta llenaba la plaza de alegría. Salía entusiasmado a torear y eso llegaba mucho al público. Mientras que para otros toreros torear es un asunto duro y penoso y el público se da cuenta, Puerta salía tan contento. Puerta es la alegría en el toreo, alegría a pesar de cornadas y amarguras.
Sus detractores le acusaron de torpe, rápido y superficial. Desde luego no era un muletero de la calidad quintaesenciada de Camino o El Viti. Pero la muleta de Puerta no era mala tampoco. Lo de la torpeza es porque se arrimaba sin duelo (y muchas veces sin cabeza). Y a quien se arrima de esa forma los toros le cogen: que se lo pregunten a Benítez, a José Tomás y a algunos otros. Puerta era pequeñín y de bracitos cortos. Con este físico es imposible torear con la prestancia de Antonio Ordóñez, pero ligaba muy bien el toreo obteniendo series muy macizas y compactas. Su muleta era muy variada y su toreo de adorno y los recortes eran preciosos. Faenas vibrantes, siempre entre los pitones, con series bien ligadas y llenas de adornos de fantasía. Un toreo optimista y bonito que ahora no se ve. Y sin ser un estoqueador depurado, al toro que tenía que matar lo mataba.
La presencia de Puerta en el cartel era una garantía de éxito: con su constante entrega obligaba a los demás compañeros a arrimarse también. Era, por ejemplo, el acicate que obligaba a Paco Camino a sacar lo mejor y, además, Puerta era un hombre de palabra: cuando dijo que se retiraba, cumplió con su palabra escrupulosamente. Rara avis en la profesión, donde los toreros van y vienen, se retiran y reaparecen, desdiciéndose constantemente.
Con la noticia de su muerte está de luto toda la afición española. Que Dios tenga en gloria a Diego Puerta, valiente entre los valientes.

LA TRIPLE ENTENTEPARA LA PLAZA DE LAS VENTAS

LA TRIPLE ENTENTE

La Triple Entente la que formaron Francia, Rusia y Gran Bretaña para contrarrestar el expansionismo alemán de principios del siglo XX. Resultó ser el germen de la Gran Guerra... Pues bien: a principios del siglo XXI, hemos asistido al nacimiento de una nueva Triple Entente. Esta vez para contrarrestar la avaricia y el intervensionismo de la Comunidad de Madrid. Los firmantes de la nueva entente: los Choperitas, Simón Casas y Matilla.
La jugada hay que calificarla de maestra. Sólo ellos pueden optar a la plaza. Y al presentarse juntos, es de suponer que ofrecerán la cantidad mínima de dinero posible, dentro de las condiciones del pliego. Con ello que echarán por tierra la subasta encubierta que tenía prevista la Comunidad de Madrid que, dejando aparte retóricas inútiles, lo único que le interesa de la plaza de Las Ventas es sacar el máximo dinero posible. Los políticos se las prometían muy felices con un horizonte de dos o tres empresarios dispuestos a ofrecer un Potosí por quedarse con la Plaza de Las Ventas. Pues su gozo en un pozo, se va a presentar una única empresa que, lógicamente, ofrecerá lo mínimo.
Las motivaciones de cada uno de los integrantes del pacto son evidentes. Simón Casas ha hecho suyo el viejo refrán de “si no puedes con tu enemigo, únete a él”. Casas es muy consciente que presentándose en solitario jamás le darían la plaza, pues su carácter polémico y litigioso repugna a los políticos, amigos de la tranquilidad y enemigos de los sobresaltos. Así que se ha unido a la opción ganadora.
José Antonio Martínez Uranga ha demostrado, una vez más, ser mas listo que el hambre. Como perro viejo sabe muy bien que la mejor manera de neutralizar a los rivales es ofreciéndoles cargos y gabelas. Y eso ha hecho. En cuanto a los Matilla, juegan a lo mismo que vienen jugando últimamente: acumular poder en la sombra, hasta hacerse imprescindibles y mandar en el toreo, que ya lo hacen.
¿Cuál será el reparto de papeles? Aunque ellos han dicho que las decisiones van a ser colegiadas, todo apunta a que José Antonio llevará la batuta y las contrataciones de las figuras, Matilla llevará el campo y Casas los actos culturales y la puesta en escena.
La pregunta que todos nos hacemos es: ¿cuánto va a durar el invento?. El carácter pragmático y conservador de Choperita y Matilla va a entrar constantemente en colisión con el carácter romántico y aventurero de Simón Casas. Aunque precisamente de esta contradicción pueden surgir grandes cosas, pues ambas tendencias son necesarias en Madrid, y son complementarias. Cada parte posee exactamente aquello de lo que carece la otra. Con la oferta que hagan a la Comunidad, con la planificación de la temporada que preparen, veremos a ver la cuota de poder de cada parte en el proyecto.
A quienes no debe haber gustado nada la noticia es a los matadores de postín, a los integrantes del famoso G-10. Es evidente que, salvo excepciones, las figuras actuales no llevan poca gente a las plazas, pero tienen un caché altísimo. Caché que no se corresponde con el interés que generan. Y los empresarios intentarán rebajarles el dinero. El inmenso poder que va a amasar la triple entente, va a hacer posible la baja de los honorarios de los toreros. ¿Y qué figura se va a enfrentar a un oligopolio que, directa o indirectamente, controla casi todas las ferias importantes?
En medio de las maldiciones por el pésimo pliego redactado por la Comunidad, la cosa se ha puesto de repente interesante. La composición, por su peso en el mundo taurino, de la Triple Entente genera ilusión y confianza en el proyecto. Esperemos que no nos decepcionen.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Sobre el Canal PlusToros de Molés

REPITAJOS PLUS

Manolo Molés es el amo del cotarro. El hombre más poderoso e influyente del periodismo taurino. No es, ni mucho menos Gregorio Corrochano, pero su posición al frente del canal de pago que viene televisando todas las ferias de postín, lo han convertido en un ser poderoso y omnipresente.
Es cierto que Canal Plus se ha hecho con el monopolio de las grandes ferias por el abandono y desinterés de las otras cadenas de televisión, que han despreciado el tema taurino, y han dejado en bandeja al Plus la explotación del negocio, lo que ha hecho que Molés tenga un poder casi absoluto en el mundo del toreo. Esto, a la larga, es malo, muy malo.
La posibilidad de poder presenciar todas las grandes ferias de la temporada sin moverse del sillón de casa, gusta mucho a los aficionados, que pagan encantados la suscripción al canal de pago. Pero lo de las veinticuatro horas de toros todos los días del año, está siendo un fiasco tremendo. El Canal Toros 24 horas no es más que un pozo negro de corridas mediocres, mil veces repetidas, y con escaso interés. Un canal temático no puede apoyarse casi única y exclusivamente en repeticiones, en repitajos que provocan ardor de estómago.
Calificar de corrida histórica un festejo malísimo, de cartel vulgar, resultados patéticos y que tuvo lugar hace tres o cuatro meses, resulta un auténtico sarcasmo. Es verdad que, además de los repitajos, se da algún que otro programa en torno a las ganaderías o los profesionales del mundo del toro... Pero con poca variedad: poca amplitud en la selección de los protagonistas, y menos en la selección de quienes los realizan, casi siempre los mismos. Muy poco brillantes, por cierto (sin ánimo de ofender).
Para ofrecer 24 horas de toros, son necesarios varios elementos que brillan por su ausencia en el Plus. Una programación continuada de 24 horas necesita un talento y una capacidad que ahora mismo los responsables del Plus no parecen tener. Primero hay que gastarse la pasta comprando cosas apetecibles, desde películas taurinas a las grandes faenas del pasado, como las que rodó Gan. Luego, no todos los programas pueden ser de producción propia. Ha de ficharse a gente sabia y solvente que haga programas interesantes y de altura intelectual, no esos debates baratos donde no se dicen más que tópicos.
Y volviendo al asunto de las corridas repetidas: una corrida puede repetirse una vez, la noche de autos, para que puedan verla quienes no pudieron verla en directo. Y se acabó. Solamente festejos excepcionales resisten más repeticiones completas. Repetir festejos malos es un calvario para el televidente. Y hay que seleccionar: cuando en una corrida de escaso interés hubo algún momento interesante o algún toro que mereció la pena, que se seleccione ese momento o ese toro, y se repitan solamente los momentos auténticamente buenos, no las corridas enteras que, perdida la emoción y la incertidumbre del momento, acaban siendo inaguantables.
Sea como sea, el Plus se ha convertido en el gran escaparate del mundo de los toros. Por eso sería muy importante la apertura. Abrir el canal a otras voces, otras ideas, otra visión de la fiesta. Sé bien que Molés jamás consentirá a nadie que le haga sombra o discrepe de él. Pero sería bueno que en esas veinticuatro horas hubiera programas de muchos clases, realizados por personas distintas y dispares, no siempre por los mismos. En este canal deberían tener cabida todas las formas de entender la fiesta, desde el torismo más radical al torerismo más acérrimo, pasando por las opiniones más prudentes y moderadas... Me encantaría oír voces contra la gran patronal taurina, muy culpable del desastre en el que se mueve la fiesta y a la que Molés no critica jamás. ¿Por qué será? En resumen pido pluralismo informativo y contraste de opiniones, cosas que ahora mismo también brillan por su ausencia.
Hablemos ahora de las corridas televisadas... ¡Qué buenas son las retransmisiones del Plus!, hemos oído decir muchas veces. Claro, si las comparamos con aquellas caóticas retransmisiones de Antena 3 o Telecinco en los años del desmadre de Jesulín, pues sí: las retransmisiones del Plus resultan buenas. Pero a mí no terminan de entusiasmarme, qué quieren que les diga.
La realización de Víctor Santamaría abusa de posar en exceso la cámara en el tendido. La cámara tiene que estar siempre con el toro, que es donde está la corrida. Muchas veces no muestra como sale el toro del caballo, si se sale suelto o lo sacan a punta de capote, detalle capital para evaluar la bravura del toro... Y, entre serie y serie, en lugar de mostrar el palmoteo del tendido, la cámara debería mostrar donde está colocado el toro, muy importante para calibrar la unidad de la faena.
El abuso del plano corto a veces resulta irritante. Será muy espectacular, pero cuando no se ven en el mismo plano toro y torero en su totalidad, es imposible evaluar la calidad del lance o el muletazo. Cuando me he quejado de la realización, me han dicho que se ha de buscar la espectacularidad para que guste al gran público... Pero ¿este no es un canal de pago que pagan los aficionados?
Y ¿qué decir de la verborrea de los comentaristas? Muchas veces son frecuentes las conversaciones privadas sobre sus cosas, que no interesan a nadie, y hablan poco de los sucesos del ruedo. Esa incapacidad para estarse callados acaba siendo estomagante. El comentario debería ser escueto y breve, que ilustre, si fuera necesario, sobre lo que pasa en la arena. La verborrea hablando de los últimos resultados del Real Madrid o del Sevilla, es improcedente.
Por cierto, cuando los comentarios son de calidad, siempre vienen de la voz de los exmatadores. Molés jamás se sale del tópico manido y de la visión más superficial y políticamente correcta de la fiesta. No estaría mal alternar a distintos comentaristas (por supuesto, con capacidad), y no tener siempre al mismo. Y ofrecer la posibilidad de poder ver la corrida sin comentarios, únicamente con el sonido ambiente de la plaza, como cuando estamos en el tendido.
Capítulo aparte merece el abuso de entrevistas. Entrevistas a los intervinientes en los momentos menos oportunos... Entrevistas a los invitados de ese palco que solo sirve para halagar la huera vanidad de un montón de figurantes y mindundis, que no tienen nada interesante qué decir. Señores, más sobriedad, menos verborrea y más objetividad en el juicio: no siempre el torero está de maravilla, ni toda la culpa es del toro... Generalmente es la revés. Normalmente, yo veo todas las grandes ferias en la plaza y en directo, así que apenas me había enfrentado a las retransmisiones del Plus. Ha sido últimamente cuando las estoy descubriendo. Y me he quedado de piedra.
La idea del Canal Toros es muy buena, pero o se cambian las maneras de hacer las cosas o se mata de aburrimiento a los cuatro aficionados que quedamos. Y quedamos cuatro, que a nadie se le olvide. A ver si ahora con el cambio, TVE empieza a retransmitir toros y se airea un poco esto. Y toros en abierto para que los vea todo el mundo. Pero ¿Molés-Plus va a dejarles algo interesante que televisar? Veremos...

miércoles, 23 de noviembre de 2011

A PROPÓSITO DEL NUEVO PLIEGO DE LAS VENTAS

EL PLIEGO DE MADRID: MAS DE LO MISMO, PERO PEOR.
Domingo Delgado de la Cámara

Como sabían que el pliego no nos iba a gustar nada, lo han tenido guardadito en la nevera hasta después de las elecciones. Y una vez obtenido el tan ansiado triunfo electoral, se da a la afición una buena dosis de ricino para desayunar. Se trata de un pliego que vuelve a caer en los mismos errores que los dos anteriores. Con semejante porquería, no se van a solucionar los problemas de la plaza de Madrid, alguno de ellos gravísimo. Se van a enquistar aún mas.
Yo le diría a Esperanza Aguirre que la declaración de la Fiesta como bien de interés cultural se queda en pura retórica si después se elaboran pliegos tan nefastos como el que nos ocupa. Menos golpes de efecto y más trabajar por el día a día de la Fiesta. Teniendo en cuenta los delicadísimos momentos que últimamente vive la fiesta, era muy necesario un buen pliego para la plaza de Madrid, la primera del mundo. Y sin embargo, nos han obsequiado con este bodrio.
1.- El dinero. Bajar el canon mínimo a dos millones trescientos mil euros, no es más que un brindis al sol. Pues, al no poner límite por arriba, ¿de que sirve la rebaja? Otra vez estaremos ante una subasta encubierta. Lo lógico hubiera sido establecer un canon cerrado y de reducida cuantía, para poner el acento y la exigencia en la programación de las ferias y la temporada en general. No ha sido así, porque, aunque los políticos lo nieguen, lo único que les interesa es el dinero. La satisfacción del aficionado les trae al fresco. La Comunidad de Madrid sólo quiere dinero, lo más posible. Esta actitud contrasta con el apoyo que presta a deportes y espectáculos claramente minoritarios, sin el respaldo popular de los toros.
2-La empresa. Está claro que la plaza de Las Ventas no puede ponerse en manos de aventureros inexpertos. Tiene que haber un filtro. Pero el filtro que han puesto es a todas luces excesivo. Da la impresión que se ha establecido para eliminar de antemano a los competidores de los Choperitas, ya que estos son casi los únicos que han gestionado últimamente dos plazas de primera. Ojalá me equivoque, pero todo apunta a que van a renovar los donostiarras, cuyos mayores méritos han sido arrasar la temporada de verano y bajar el trapío del toro a veces hasta lo ridículo. Los responsables de la Comunidad de Madrid están muy satisfechos con ellos, porque pagan muy puntualmente el pastón de rigor. Pero los aficionados estamos hasta las narices de una empresa que ha abandonado la temporada y que ignora con soberbia las demandas del público pagano.
3-La temporada. Dado que a la Comunidad lo único que le interesa es la pasta, y la recibe religiosamente, no tiene fuerza para ponerse exigente con el empresario en la programación de la temporada. El nuevo pliego, de momento, suprime el mes de marzo y echa el cierre el día del Pilar. La idea es clara. Lo que se pretende es dejar reducida la temporada madrileña solamente a los festejos rentables. No se han atrevido –todavía- a terminar con el festejo de los domingos, pero la tendencia es esa. Es lo que quiere José Antonio Chopera, empresario de ferias, que nunca ha creído en las plazas de temporada. Poco a poco, se lo van poniendo más fácil... Nada se dice de las corridas de toros de los domingos, por lo que ya se ve venir otro verano completo de novilladas infumables. Y, por supuesto, habrá feria del Aniversario, al tiempo.
Menos mal que, en el cómputo final, no se ha reducido el número de festejos. Y está bien que por primera vez se inste a la empresa a la lidia de encastes minoritarios. Algo es algo... Y lo que es una jugarreta para la empresa es lo del día de La Comunidad y la Beneficencia: corridas organizadas por los políticos pero pagadas por la empresa. Inaudito.
Tampoco esta vez se han decidido a encarar con valentía el tema de los precios de las entradas. Suben todas un cinco por ciento. No se han atrevido a poner los tendidos bajos de sombra al mismo precio que Sevilla o Bilbao: esa sería la solución para hacer competitiva la plaza de Madrid. Una localidad muy baja de sombra en Madrid vale la mitad que en Valencia o Barcelona Esto es lo que descompensa la taquilla de la plaza, no lo barato de las localidades populares.
En definitiva, una chapuza pensada para llevárselo calentito. Y la temporada seguirá languideciendo hasta su muerte definitiva. Y todo se dará por bueno, si hay suerte y en San Isidro se ven dos o tres faenas entonadas. Para echarse a llorar.
Aunque Esperanza Aguirre, muy liberal ella, no quiera hablar del asunto, la solución de la plaza de Madrid pasa por una autogestión a la francesa o a la bilbaína: un gerente experto y un consejo de aficionados, no de políticos, fiscalizándolo. Olvidarse del dinero, ofrecer los mejores toros y los mejores toreros, reforzar la temporada. Si la plaza de Madrid abandona la temporada ¿de donde saldrán los toreros del futuro? De ninguna parte. Si queremos que la fiesta sobreviva, es fundamental la supervivencia de la única temporada que queda.
Como es natural, a la crítica taurina no le ha gustado el pliego. Sólo a Manolo Molés le ha gustado. Sospecho que parte interesada en el invento. Ahora mismo me sacudo la abulia que últimamente me invade, y la semana próxima hablaré del famoso canal de Molés, que está consiguiendo convertir en antitaurinos hasta a los aficionados de más entrega. El pliego, Molés, Quito...¡joder, qué calvario!

domingo, 23 de octubre de 2011

En la Muerte de un Gran Torero: Antoñete

ANTOÑETE, CLÁSICO ENTRE LOS CLÁSICOS

Madrid, viernes 22 de Mayo de 1981. Toreaban El Niño de la Capea y Julio Robles. Junto a ellos hizo el paseíllo un hombre maduro, vestido de grana y oro, al que nadie conocía ya. Y ese ¿quién es?, preguntaba la gente en el tendido. La memoria de Antoñete se había borrado y resultaba un perfecto desconocido. Después vimos un inicio de faena espléndido, y cómo, en un quite, Antoñete descubría a Julio Robles las posibilidades de un toro manso. La explosión llegó el 21 de Junio siguiente, en un mano a mano con Rafael de Paula. Antonio Chenel hizo una extraordinaria faena a un gran toro de Fermín Bohórquez. Incomprensiblemente solo de dieron una oreja, pero la faena, con su ligazón perfecta y su clasicismo impecable, fue modélica.
A partir de ahí, los aficionados más jóvenes de Las Ventas lo hicimos nuestro torero favorito, y comenzó el quinquenio glorioso de Antoñete, que estableció otro gran hito con el toro “Danzarín” de Garzón, el 3 de Junio de 1982, y culminó gloriosamente con la faena a “Cantinero”, también de Garzón, el 7 de Junio de 1985. Esta es la mejor época de Antoñete, su época dorada. En sus reapariciones posteriores sus pulmones no le permitían ya ligar el toreo y solo podíamos valorar los detalles. Y en sus primeras etapas, anteriores a los años ochenta, hacía un toreo bueno, pero más lineal y, por ello, menos rotundo, toro blanco incluido. Causa crucial, y no sus baches, por la que no estuvo en primera fila. Pero lo de los primeros años ochenta fue glorioso. Y aquellas faenas convirtieron a Antoñete en ejemplo del mejor toreo, del toreo más clásico.
En primer lugar habría que cantar su valor. Hemos visto quedarse quietos a muchísimos toreros a sus veinte años. Pero con cincuenta años, solo se ha quedado quieto Antoñete. Quizá porque sus circunstancias vitales le empujaran a ello. Sabía que era su última oportunidad y que no podía dejarla pasar. Pero el hecho es que con esa edad el único que ha sido capaz de torear con entrega ha sido él.
En segundo lugar Antonio Chenel ha tenido una gran técnica y una gran intuición. Su sentido de la colocación ha sido incomparable. No ha tenido igual. Se colocaba siempre en el terreno exacto y preciso, con lo que el toro ya se había dado medio muletazo él solito. Y con esta colocación se podía torear con muy pocas facultades, asunto crucial para un torero veterano. Colocándose tan bien y presentando los engaños tan planos, la ligazón era perfecta. Nadie ha ligado el natural con el de pecho como Antonio Chenel.
Además, en estos años ochenta Chenel abrió el compás y sacó el pecho. Su toreo se hizo rotundo y macizo y nadie hacía faenas tan fabulosas. Era el neoclasicismo llevado a la cumbre: perfecta colocación manoletista junto a una expresión estética reciamente belmontista. Esas medias echándose todo el toro a cintura, como la que dio al toro de Lora Sangrán el 26 de Mayo del 83, que puso la plaza en pie; esos inicios de faena, con aquellos sabrosos trincherazos...; y luego el toreo fundamental, con una de las zurdas mejores que ha habido en el toreo, por rotunda y mandona. Tan buena era la zurda, que la gente no se fijaba en la diestra, que era, sin embargo, una derecha exquisita, por suave y templada. Tampoco hay que olvidar esos pases de pecho de pitón a rabo.
Y otra de las grandes virtudes de Antoñete fue dar sitio a los toros. Citarlos de lejos y aguantarlos. Por eso los aficionados jóvenes le hicimos nuestro ídolo, porque Antoñete supuso un revulsivo en el toreo de aquellos años ochenta. Un revulsivo tremendamente positivo. Porque la tan cantada actualmente generación de los setenta, abusaba del encimismo y del unipase. Por ello Chenel, citando de lejos y ligando impecablemente, quitó muchos vicios del toreo. Con su ejemplo en los ruedos, Antonio Chenel enseñó a torear a muchos, con lo que su influencia en el toreo de los últimos tiempos es muy importante. No solo en César Rincón, su mejor alumno, sino también en toreros aparentemente más alejados de él, como José Tomás o El Juli. Se impuso definitivamente el auténtico toreo, el de la pata p’alante, la máxima quietud y la máxima ligazón. Y encima Antoñete lo hacía con una clase y un garbo incomparables.
Si hay un pócker de ases neoclásicos (los clásicos posteriores a la Guerra Civil), indudablemente Antoñete es uno de ellos. Los otros son Julio Aparicio (extraordinario diestro maltratado por la historia), Antonio Ordóñez, Paco Camino y El Viti. Con el comodín de Antoñete hacemos repócker. Contemporáneo de los citados, con tanta clase como Ordóñez o Camino, pero más puro y sincero. Y tan buen constructor de faenas como El Viti, aunque hiciera menos. Lo insólito del caso es que fue máxima figura del toreo cuando todos sus contemporáneos ya estaban retirados.
Afortunadamente queda muchísimo material gráfico, muchas filmaciones de Antoñete. Vamos a poder disfrutar de su toreo siempre que queramos, y su memoria va estar siempre presente. Hay una faena de Chenel en un festival en Medina de Rioseco en 1986 que es impecable. Véanla, porque esa faena es el TOREO. Ni más ni menos

domingo, 2 de octubre de 2011

2 de Octubre de 2011: La última de la Feria de Otoño de Madrid

DOS TOROS BRAVOS


Es imposible definir la corrida de Adolfo Martín de ayer con un único adjetivo calificativo. Tanto en presentación como en juego, la corrida fue de una desigualdad total. Hubo dos toros muy asaltillados y tremendamente serios: el primero y el cuarto (¿a quién se le ocurrió meter a estos dos toros en el mismo lote?) Hubo también dos preciosos toros de hechuras santacolomeñas: el segundo y el sexto... Y también dos torejos negros sin trapío y de hechuras anodinas: el tercero y el quinto. De igual manera que, como reza el dicho, la cara es el espejo del alma, las hechuras del toro son el espejo de su casta. No debe extrañar, pues, que el juego de estos dos torejos fuera mediocre, por manso y descastado. En cuanto a los toros que sí estaban en el tipo de la ganadería, uno era muy avisado y peligroso, el primero; otro probón y parado, el sexto; y dos toros extraordinarios, el segundo y el cuarto. Muy bravos en el caballo y de gran clase en la muleta. Por ponerles un pero, su escaso poder.
La corrida comenzó muy accidentadamente. Salió un torazo haciendo cosas de muy manso y muy viejo (había toros de casi seis años). Arrebató el capote a Rafaelillo y cuando el banderillero José Mora fue al quite, fue prendido dramáticamente y buscado con saña en el suelo. Es una suerte que solo tenga una cornada de quince centímetros en el muslo derecho, pues podía haber sido mucho peor. El toro, muy serio y cornalón, no tenía un pase por el pitón izquierdo, y por el derecho tampoco estaba nada claro. Con buen criterio le zumbaron de lo lindo en el caballo, y con él Rafaelillo demostró ser un buen profesional de la corrida dura. Le robó con la mano diestra los pocos muletazos que tenía el toro.
Lo malo es que esta clase de toreros está mucho mejor con el toro difícil que con el toro boyante. Después de haber estado bien con la fiera corrupia de su primero, se le fue sin torear el excelente cuarto, uno de esos saltillos que embisten haciendo el avión. Faena rápida, llena de muletazos a media altura y sin dejar nunca la muleta en el hocico del toro, que era para llevarlo largo, por abajo y dejándole la muleta en la cara. Solo hubo una serie con la izquierda medianamente acoplada. Como colofón, un metisaca ignominioso que no merecía tan excelente toro.
El otro gran toro de la corrida cayó en manos de Antonio Barrera. Mala suerte para el toro. Barrera lo trasteó con su mediocridad habitual, en unas series cortas y codilleras que no interesaron a nadie. Mientras, el toro tenía el hocico lleno de tierra de tanto como humillaba. En el quinto, blando y soso, nada de nada.
El lote de Serafín Marín no fue precisamente para tirar cohetes: el tercero, gazapón y sin clase, y el sexto parado y probón. Pero, a pesar de que, en efecto, el material no era bueno, a él tampoco se le vio con la cabeza despierta. Estuvo sin recursos y sin ideas..
Por tanto, y a pesar de las desigualdades comentadas, hubo dos toros muy importantes: “Sombrerero” y “Sevillanito”. ¡Lástima que no hubo toreros a la altura de tan bravos toros!. Y es que cuando sale un toro bravo de verdad, hay muy pocos toreros capaces de estar a su altura. “Que Dios te libre de un toro bravo”, decía Belmonte.

sábado, 1 de octubre de 2011

1º de Octubre de 2011: Feria de Otoño de Madrid. Mano a Mano de Iván Fandiño y David Mora

¡ FANDIÑO LEHENDAKARI !


La Infanta Elena llevó a sus hijos a los toros. Así debe ser, sin complejos ni miedo al qué dirán. Su actitud contrasta con la de otros miembros de su familia, que de modo palpable desprecian la Fiesta Nacional. Tomamos nota de la actitud de unos y de la de los otros.
Los toros de Gavira de ayer fueron una auténtica ruina. Estaba previsto. Lo sabíamos todos. Gavira pocas veces ha lidiado un toro bueno. Tiene dos clases de bichos: o los inválidos bobalicones, o los mansos peligrosos. Ayer tuvimos una cumplida muestra de ambos especímenes. La política ganadera de la Empresa actual es una de las razones de más peso para exigir que no repita. Compran lo más malo y más barato. Haber traído estas porquerías de Gavira, a sabiendas de cómo salen, tiene delito...
Si al final vimos un buen festejo, se debió a la extraordinaria disposición de los dos matadores. Si estos mismos bueyes caen en manos más prudentes y conservadoras, no hubiéramos visto absolutamente nada.
Los dos primeros toros de David Mora fueron dos inválidos que deberían haber sido devueltos. La gran debilidad de ambos les hacía inútiles para la lidia. Con ellos David Mora dejó buenos apuntes de clase con capote y muleta. No podía hacerse mucho más.
El sexto fue otra cosa. Un toro manso, listo y con sentido. Mora salió muy decidido, pero como tiene esa tendencia innata a estar al hilo del pitón y citar con la muleta muy oblicua y retrasada, el toro, que sabía muy bien lo que se dejaba atrás, le propinó una horrible voltereta.
Mora no se amilanó y volvió a la cara del toro una y mil veces, jugándose la cornada. Lo aconsejable era reponerse entre pase y pase para buscar el pitón contrario y taparse delante del toro. Pero Mora se empañaba en ligar los muletazos quedándose en el sitio. Las coladas y los ayes del público eran constantes. Ya con el toro imposible por avisado, seguía intentándolo. Demostró que los tiene bien puestos, eso sí. Estocada y vuelta al ruedo, homenaje al pundonor.
Fandiño salió a triunfar a costa de lo que fuera necesario. Se llevó dos volteretones en dos quites distintos, de tanto como se estrechó con los toros. Después el sobrero de Lozano Hermanos se partió una mano justo al principio de la faena de muleta, y lo único que pudo hacer fue matarlo muy bien. Le salió luego un colorao muy gazapón y peligroso. No lo picó apenas y, encima, se empeñó en darle naturales y derechazos, cuando la prudencia aconsejaba doblarse con él y quitárselo de encima. El quinto fue otro manso que huyó despavorido de los caballos. A la muleta llegó sin ninguna gana de embestir.
Pero tenía delante a Iván Fandiño. Se asentó mucho, echó la muleta al hocico y consiguió muchos pases largos y templados. Una faena maciza y compacta que, si no tuvo más ligazón, fue porque el toro se salía algo suelto y se lo pensaba entre muletazo y muletazo. Ni un solo enganchón hubo en el trasteo. En otras manos el toro se hubiera parado y no hubiera embestido. Pero cuando las muletas van al hocico, los toros no tienen más remedio que embestir y acaban entregándose. Cuando se perfiló para matar, sabía que el toro le iba a esperar con la cara alta. A sabiendas de que la cogida era segura, se fue derecho tras la espada. Cobró un estoconazo a cambio de un revolcón espeluznante. Solo la estocada merecía la oreja. Oreja de mucho peso, la cuarta que esta temporada corta Iván Fandiño en Madrid.
A este no se le va a escapar el tren. Es ahora mismo quien más plana pone la muleta y más cerca se los pasa. Y lo hace con el toro bueno, con el regular y con el malo. Sin venderlo demagógicamente. Es un as de espadas, como buen bilbaíno. Y, además, tiene clase aunque nadie lo diga. Fandiño es de los toreros más valientes y completos del momento. ¡Fandiño lehendakari!

viernes, 30 de septiembre de 2011

30 de Septiembre de 2011: Segundo Festejo de la Feria de Otoño de Madrid

OH TEMPORA!, OH MORES!


La corrida del Puerto de San Lorenzo estaba muy mal presentada. Una escalera con tres toros chiquitajos, impropios de la plaza de Madrid. Pero es que, además, su juego fue un asco: todo un muestrario de invalidez, mansedumbre y descastamiento. El sobrero de Los Bayones, lidiado en sexto lugar, fue exactamente igual: chico e inválido. Pero, dentro de este desastre, hubo una excepción, una grandiosa excepción: el cuarto de la tarde. “Pompito” se llamaba. Un toro serio y bien presentado, cumplidor con el caballo y extraordinario en la muleta. Con ese galope y esa alegría tan clásicos de los buenos lisardos. Un gran toro.
Le correspondió este toro al Cid. Hay un parteaguas en la carrera del Cid: los victorinos de Bilbao. Desde aquél entonces el Cid es otro torero. Ha depurado su estilo y torea mucho mejor con la derecha y con el capote. Pero ya no es capaz de cuajar aquellos faenones que lo hicieron famoso. Con el toro pastueño se arregla bien, pero con el toro repetidor se ve desbordado. El toro encastado y agresivo fue el que le encumbró, pero ahora a este tipo de toro no le aguanta el tirón, ni prodiga tanto el toreo con la izquierda. A “Pompito” lo toreó bien con el capote. Con la muleta una faena muy desigual: primero con la mano izquierda dio tres series en que hubo de todo: naturales buenos junto a otros rápidos y otros enganchados. No se decidió a bajar la mano ni a asentarse con un toro agresivo que repetía incansable. Después, dos series buenas con la diestra, sobre todo la primera, más vertical y ligada. Los remates del final no estuvieron mal.
Todo lo emborronó con un pinchazo y un bajonazo ignominioso. De haber matado bien, tal vez hubiera cortado una oreja, pero el toro era de dos. El otro del Cid era un inválido. Parece que al Cid se le ha acabado la gasolina. Lleva ya mucho tiempo con el depósito en la reserva. Con el cuarto toro de ayer hace años el Cid hubiera armado la marimorena. Y es que, como decía Cicerón, oh tempora, oh mores...
Sebastián Castella no se distingue precisamente ni por la técnica pulida ni por la clase. Lo suyo es el valor. Por eso necesita el toro agresivo para triunfar, pero ayer no hubo ninguna agresividad en su lote. Un torito parado y otro con tanta clase como poca fuerza. A ambos les dio mil muletazos maquinales y anodinos.
Miguel Ángel Perera no estuvo mal con su primero. Era un toro que metía bien la cara, pero que huía de su sombra. Es muy difícil retener a un toro así en el terreno que uno quiere. Cuando salen uno tan huídos como el tercero de ayer, las teorías de los manuales y las tauromaquias sirven para poco. No hay quien retenga a un toro así, y la lidia acaba siendo una persecución. Pero en medio de la persecución, Perera dio muchos muletazos de buena factura. Con el inválido de los Bayones no se anduvo por las ramas, e hizo bien.
Por último, un apunte que ilustra la tontorronería y la beatería taurina del público madrileño. Cuando el Boni cogió los palos, surgió un murmullo de expectación. Después puso dos pares sobaqueros francamente malos. Y es que con los palos en la mano el Boni no es precisamente Paco Honrubia. Pero como en la tele están diciendo que es buenísimo de la muerte, los chocholos madrileños se lo han creído. Mientras, sin alharacas Joselito Gutiérrez puso un extraordinario par de banderillas asomándose al balcón, y la gente ni se enteró... ¡Ojo con los neoaficionados! Una nueva plaga se nos viene encima.

jueves, 29 de septiembre de 2011

Comienza la Feria de Otoño de Madrid. Primer festejo: una novillada

VÍCTOR BARRIO SALVÓ LA TARDE


Hasta que salió el sexto, la tarde estaba siendo de un sopor insoportable. La nula casta de los novillos de Gabriel Rojas hizo que el festejo fuera una apoteosis de aburrimiento. Pero el sexto sí fue bueno, y Víctor Barrio supo aprovecharlo. Así fue como salvó la tarde. Empezó la faena con un excelente toreo de rodillas. Las dos series siguientes con la diestra, fueron muy buenas. Y aunque la faena bajó de tono cuando cambió de terrenos al novillo y toreó con la mano izquierda, el segoviano había conseguido ya despertarnos de la siesta. Se tiró a matar con mucha entrega saliendo rebotado en la estocada. Cortó una oreja. Oreja que le viene como agua de Mayo, en un momento en que empezaba a estar demasiado visto y con el cartel en entredicho. Poco pudo hacer con su primero, un novillo muy violento y que embestía muy cruzado, pero es un novillero valiente y con buen estilo. Hay que seguir contando con él
Alberto Durán estuvo francamente bien, muy por encima de un lote muy deslucido, sin ninguna fuerza, sin ninguna raza. Este novillero tiene un exquisito sentido del temple. Todo lo hace despacio y con limpieza. En sus trasteos no hay ni siquiera un enganchón. Con capote y muleta toreó con total pulcritud, tanto al inválido y calamocheante segundo, como al soso quinto. Hay que volver a verlo, pero la próxima vez con novillos buenos, por favor.
La lidia del cuarto fue un auténtico despropósito. Francisco Montiel se fue a porta-gayola. En el segundo tercio el bregador Antonio Cama sufrió una terrible cogida. El cuerno astifino perforó el recto y su pronóstico es gravísimo. Desde aquí le deseamos un pronto restablecimiento. Y empezó el despropósito propiamente dicho. El novillo era al menos noble y pasaba largo. Los muletazos de la interminable faena de Montiel fueron muy rápidos y quitando la muleta de la cara. Le dejó una estocada corta muy trasera y por ello, ineficaz.
A pesar de que el novillo estaba con la cara muy alta, se empeñó inútilmente en descabellarlo, cuando lo indicado hubiera sido entrar a matar de nuevo. Pasó el tiempo, tres avisos y al corral. A cualquiera se le puede ir vivo un marrajo de intenciones asesinas. Pero no es de recibo que se vaya vivo un novillo tan corriente y moliente como el cuarto de ayer. Y todo por el miedo pánico a volver a entrar a matar.
Y, ojo, porque en el primero también deberían haber sonado los tres avisos, pero el Presidente, con buen criterio, se hizo el sueco. ¿Quién recomendó a este novillero para una novillada de la importancia de la de ayer? Y ¿a quien se le ocurrió traer una novillada de Gabriel Rojas? La nobleza del sexto no tapa el pésimo juego del conjunto del encierro. Se trata de una ganadería tocada y hundida desde hace años.
Por cierto, todos los novillos lucían crotales en las orejas. Horrible visión. Parecían la Vaca que Ríe, vulgares animales de abasto, y no nobles reses de lidia. Jamás me acostumbraré a los crotales, como tampoco me acostumbro a las fundas en los cuernos, que han roto para siempre la estética del toro en el campo. Serán muy prácticas, pero son feísimas.
No soporto a los toros con crotales ni con fundas, como tampoco soporto a los toreros que no llevan faja o que torean con el chaleco desabrochado. La fiesta tiene una liturgia y, si están incómodos, que se queden en su casa y no toreen. Cualquier día un torero imbécil se va a presentar en una plaza de toros enfundado en un chándal, y hasta habrá estúpidos que lo aplaudan diciendo que es muy moderno y confortable. Al tiempo.

domingo, 25 de septiembre de 2011

25 de Septiembre de 2011: La última corrida (por ahora) en Barcelona

CUMBRE AL NATURAL DE JOSÉ TOMÁS


Para celebrar la última corrida de toros en Barcelona (por el momento), se trajo una corrideja del Pilar totalmente impresentable. Los tres últimos toros eran tres toritos sin cuajo ni trapío para una plaza de primera. Pero los tres primeros eran tres novilletes indecorosos. Una corrideja impresentable, pues. Pero debido al especialísimo ambiente de la tarde, nadie la protestó. Era digno de ver a esos señorones que en Madrid lo protestan todo, callados como muertos y aplaudiendo a los becerros.
Y tampoco dieron gran juego los “novillos” del Pilar. En general les faltó raza y fuerza, con la excepción del segundo, que fue un gran “novillo”embistiendo mucho y bien. Y con él José Tomás rozó lo sublime. Sin duda lo mejor desde su reaparición. José Tomás, que salió impecablemente vestido de negro y oro, lo toreó a la verónica con mucha cadencia y suavidad. Alguna verónica por el pitón derecho y la media final fueron insuperables.
Y toreando con la mano izquierda llegó a la cumbre. Sin arrimones innecesarios ni enganchones inoportunos, con cadencia y ligazón. Un toreo extraordinario. Quizá el José Tomás actual sea menos puro que el de los primeros años. Pero lo que ha perdido en exposición lo ha ganado en solera y en expresión plástica.
No se puede torear mejor con la mano izquierda. Con los riñones encajados y jugando muy bien el brazo y la muñeca, los naturales fueron de auténtico cartel. Todos sin excepción. Y fueron muchísimos, porque hubo cuatro series a cual mejor. También extraordinarios los molinetes del final. Después de una estocada de entrega, dos orejas con petición de rabo. Hacía tiempo que no se le veía torear tan bien. Probablemente, desde un punto de vista estético, esta haya sido la vez que mejor le he visto torear.
El quinto no fue tan bueno. Protestaba continuamente, echaba la cara arriba y se quedaba corto. No se acopló José Tomás con la izquierda, pero sí con la derecha en una serie de buenos derechazos y algunos derechazos sueltos. Podría haber cortado una oreja si no hubiera fallado con el acero.
Serafín Marín recibió a su primero con un capote polícromo que llevaba escrita la palabra “libertad”. Se mostró muy nervioso y acelerado, seguramente porque era consciente de la magnitud del compromiso. El toro era noble, pero justo de fuerzas, y la faena fue muy embarullada, encimista y llena de enganchones.
El sexto, a pesar de su poca fuerza, tenía mucha nobleza, y con él Serafín estuvo mucho mejor. Le dio más sitio y ligó los muletazos con limpieza, sobre todo con la mano derecha. Tras una estocada yendo a por todas, se le concedieron las dos orejas. En otras circunstancias seguro que el premio hubiera parecido excesivo, pues la faena era de una oreja. Pero teniendo en cuenta las especialísimas circunstancias de la tarde de ayer, para él sobre todo por ser catalán, hicieron lógico el premio de las dos orejas. Su vuelta al ruedo, deshecho en lágrimas y envuelto en una señera, fue muy emocionante.
El primer espada de la terna era Juan Mora. Le tocó en primer lugar un becerro del Bombero Torero, el más indecoroso del encierro. Era mansito y embestía siempre con la cara alta, pero repetía y tenía nobleza. Las verónicas a pies juntos de Juan Mora fueron buenas, y el inicio de faena extraordinario: una combinación de trincherazos con la rodilla flexionada, trincherazos enhiesto, cambios de mano y pases de la firma. Una sinfonía, una auténtica belleza. Juan Mora tiene estas cosas: cuando hay que torear en redondo, sus faenas bajan; pero los inicios son deslumbrantes.
Luego la faena fue a menos. Las dos primeras series con la derecha no estuvieron mal, porque el toro repetía. Pero cuando se paró, le costó mucho ligar el toreo en redondo. A pesar de ello, alguna oreja podría haber cortado, si hubiera estado más fino con la espada.
El cuarto fue un inválido que en otras circunstancias hubiera sido devuelto. Pero se quedó en el ruedo y Juan Mora se dio un arrimón. Arrimón que casi nadie agradeció, porque los arrimones con los inválidos no conmueven a nadie. Sin haber cortado trofeos, Juan Mora salió por la Puerta Grande en unión de sus compañeros...
Y ahora es cuando empieza la guerra. Empieza la lucha: o ellos o nosotros. El asunto de los toros en Cataluña está incluido en un marco más amplio. Está dentro del órdago que la Generalitat echa al Estado Español y que se manifiesta en el Estatuto, en el asunto del catalán y del incumplimiento de las sentencias de los Tribunales sobre el castellano, y en otros desafíos políticos. Y este tema de los toros está en el mismo tour de force entre la Generalitat y el Estado. Los toros serán viables en Cataluña según quien venza este pulso.
Esperemos que el Partido Popular, con una gran mayoría en las próximas elecciones, sea capaz de imponer el orden blindando la Fiesta de los Toros en el Parlamento de la Nación que la haga intocable en todo el País. Y después, haciéndolo cumplir. Mariano Rajoy no debe olvidar que va a ser votado para que ponga orden en los asuntos candentes de la situación española, sí; pero también para afrontar los desafíos de Cataluña, sin olvidar que el monopolio de la fuerza la tiene únicamente el Estado. La soberanía reside en el Pueblo Español y no puede ser suplantada por las autoridades de una Autonomía.
Y, en el peor de los casos, habrá que llegar a la desobediencia civil: cuando las leyes y decisiones de la autoridad son injustas, van en contra de los derechos y libertades (como es el caso), no se está moralmente obligado a cumplirlas. Y así, si es necesario celebrar corridas en contra de esta ley injusta, pues habrá que hacerlo.

sábado, 24 de septiembre de 2011

Sábado, 24 de Septiembre: el Día de la Merced en Barcelona

¡VIVA LA FIESTA NACIONAL!


Vaya por delante una declaración de intenciones: Yo he venido a Barcelona para ver las dos últimas corridas de la temporada 2011. No he venido para asistir al cierre de la Monumental, ya que espero que no llegue a suceder. Unos politicastros, ciegos de odio a España y a todo lo que representa, no pueden acabar con la tradición taurina de Barcelona, una tradición más que centenaria. Y si de vez en cuando se dan corridas como la de ayer, con la Fiesta no hay quien pueda. Así que espero que en los próximos meses las cosas cambien y se de un golpe de timón. No se puede consentir el atropello a su libertad que están sufriendo los aficionados catalanes. Como durante la corrida de ayer se gritaba en la plaza, Cataluña es taurina y esperamos que siga siéndolo...
Y vayamos a la corrida de ayer, sin duda la mejor del año y de muchísimos años. Los toros fueron de Núñez del Cuvillo, bien presentados. Tres y tres: tres toros buenos y tres no tan buenos. Cayeron equitativamente uno de cada en los tres lotes.
José Mari Manzanares se encontró en primer lugar con un toro muy manso y abanto que se rebotó de los caballos. Juan José Trujillo expuso mucho en dos pares de gran mérito. No es lo mismo clavar los palitroques a una babosa que a un toro que aprieta hacia los adentros. Trujillo expuso mucho, se asomó al balcón y clavó dos grandes pares. La faena comenzó con dos buenas series de Manzanares con la mano derecha, algo rápidas, pero hay que tener en cuenta que el toro embestía con todo.
Cuando Manzanares se echó la muleta a la mano izquierda, el toro el toro un atragantón y la faena se vino abajo. Quiso volver a la diestra, pero el toro ya no quiso embestir más. Se empeñó en matar recibiendo en toriles, y la estocada quedó muy defectuosa, contraria y tendida. Siempre digo que las estocadas recibiendo deben reservarse para los grandes toros, y no propinarlas a toros que no las merecen. Se devalúa una suerte muy bella y muy expuesta, por lo que el riesgo es excesivo. Las dos orejas que se le concedieron fueron a todas luces exageradas. Una hubiera estado bien.
Con su segundo Manzanares estuvo mucho mejor. El toro era un precioso colorao con mucha clase, pero con la fuerza justa. Con algo más de potencia, el toro hubiera sido excelente. Fue muy paciente Manzanares con él: no lo acosó, no lo atacó y le dio tiempo, midiendo mucho las alturas y los espacios. Basó la faena alternativamente en las dos manos. Destacó una grandiosa serie con la mano derecha llena de mando, de cadencia y de temple. Como Talavante es el rey de la mano izquierda, Manzanares lo es de la mano derecha.
La estocada recibiendo fue, esta vez sí, impecable, impresionante, irreprochable. Se viene diciendo que la suerte de matar carece de importancia. Pero no es verdad. La suerte de matar es la suerte suprema. La grandiosa estocada de Manzanares a su segundo lo demostró, y marcó la diferencia entre una oreja y las dos. Manzanares con la espada suele ser inapelable, lo que constituye uno de los secretos de sus triunfos y sus éxitos.
El Juli dio ayer una lección magistral. Una más, una de tantas. El Juli nunca decepciona. Seguramente hay toreros que torean más bonito, pero nadie con tanto poder y tanta autenticidad como El Juli. Su primero fue un buen toro, y fue exprimido cabalmente con series largas y mandonas, de muleta arrastrada y trazo amplio. Dos orejas indiscutidas. Pero lo de su segundo toro fue aun más importante.
Ese segundo toro del Juli, quinto de la tarde, tuvo mucho que torear. Un toro que se lo pensaba cuando metía la cara, y que se quedaba cortito y embestía violento. Un toro muy exigente que muy pocos serían capaces de cuajar. El Juli lo cuajó con su monumental valor y su perfecta técnica. Cuando el toro dudaba, el Juli aguantaba. Cuando el toro se lo pensaba, el Juli daba el toque preciso. Y así el toro siempre fue adelante, aunque no quería. La faena fue a más y el toreo con la zurda fue extraordinario.
Tras una estocada de mucha exposición porque el toro echó la cara arriba, el Presidente negó la segunda oreja. Absurda decisión pues la faena del Juli a su segundo fue mucho mejor que la que hizo a su primer toro, al que cortó las dos orejas. El Juli estuvo como es él: macizo, completo, absoluto. Es posible que se hable más de otros, pero quien manda en el toreo es Julián López, y desde hace años.
Con Morante de la Puebla hubo de todo. Le salió en primer lugar un toro de calidad y buen estilo al que no entendió. Faena muy espesa, sin cadencia ni ligazón. Y con el cuarto toro es la vez que peor he visto a Morante. Nunca lo había visto tan desbordado, tan mal. El toro era un manso muy abanto y tenía poder. Se le cambió el tercio con dos picotacitos, cuando habría que haberlo pegado en el caballo para poder torearlo después. Morante no lo hizo y luego lo lamentó.
En un quite por chicuelinas, muy movidas, se dio cuenta Morante de que el toro probaba mucho y se quedaba muy corto. La faena fue un auténtico descalzaperros, con un torero a la deriva totalmente desconfiado. Nunca había visto a Morante así. Siempre, aun siendo un artista genial, había tenido el oficio que le permite no verse aperreado por los toros. Ayer estuvo aperreado por este toro.
La bronca que escuchó tras finiquitarlo de mala manera, fue de las que hacen época. Hacía años que no veía una bronca tan seria en una plaza de toros. Pero con estos toreros artistas nunca se sabe. Las cañas se tornaron lanzas. En un quite al sexto de Manzanares brilló una media verónica de auténtico cartel y, después, pidió el sobrero...
El sobrero era un torito de Juan Pedro Domecq tan noble como justo de fuerzas. Lo toreó Morante de modo extraordinario con el capote, tanto en el recibo como en un gran quite. Brilló en todo su esplendor el toreo a la verónica.
El tercio de banderillas lo compartieron los tres diestros, aunque con más voluntad que acierto. Solo mereció la pena el par de Morante, cuya faena fue un compendio de inspiración. En otras manos más bruscas un toro tan noble y de tan poca raza se hubiera venido abajo. Pero Morante fue capaz de construir una preciosa faena que combinó admirablemente, tanto la profundidad del toreo al natural, como los adornos y el inspirado repertorio de Morante. Dio un afarolado con la derecha que pareció sacado de una página de “La Lidia”, como una foto de Rafael el Gallo. Bonitos molinetes y molinetes invertidos.
Después de una estocada corta, le fueron concedidas las dos orejas y aquello fue el acabose: toda la plaza se echó al ruedo para sacar en hombros a los toreros. No se trataba de la clásica apoteosis prefabricada en que unos costaleros, profesionales y pagados, sacan en hombros a los toreros ante la indiferencia del público. Era de verdad. La plaza entera se echó al ruedo a sacar en hombros a los triunfadores de la tarde...
Y mientras veía este espectáculo, yo pensaba: ¡Qué pena que la corrida no hubiera sido televisada! Hubiera sido un enorme favor para la Fiesta de los toros y para el toreo en Cataluña. Estas cosas deben ser vistas por Televisión. Pero no en la pequeña pantalla de un canal de pago, no. Me refiero a la pequeña pantalla de las grandes televisiones públicas al servicio de todos los ciudadanos. No se puede privar a los españoles de apoteosis como la de ayer en el grandioso espectáculo de una corrida de toros.
Pese a quien pese, duela a quien duela, la fiesta seguirá a pesar de los deseos de todos esos mezquinos enanos mentales que quieren acabar con ella. No podrán. Estoy seguro.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

A propósito del futuro Pliego de concesión de Las Ventas

En el mes de Febrero trasladé a Carlos Abella, Director del Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid, el presente escrito. En el quise expresar unos principios inspiradores para el futuro pliego para las Ventas. Supongo que no me habrán hecho ni caso, pero ahora que están redactando el nuevo pliego, considero interesante debatir cual debe ser el futuro de la primera plaza de mundo. Aquí están mis ideas, que estaré encantado de discutir quien le interese el asunto. EL PLIEGO DE LAS VENTAS

Domingo Delgado de la Cámara

Amigo Carlos: Te presento aquí una lista de sugerencias que, en mi modesta opinión, deberían tenerse en cuanta al elaborar el próximo pliego de adjudicación de la Plaza Monumental de las Ventas. Es cierto que algunos aspectos exceden de lo que es estrictamente un pliego de adjudicación, pero era inevitable tratarlos por su importancia y trascendencia. Creo que todo lo que digo es bastante sensato y digno de ser debatido. Espero que resulte de tu interés.

1. EL MODELO DE GESTIÓN.

A muchos aficionados nos gustaría una experiencia autogestionaria del tipo de Pamplona o Bilbao. Sé muy bien que se trata de magnitudes diferentes: no es lo mismo la organización de una feria de una semana, que la organización de una temporada de ocho meses. Pero, aún así, sería interesante probar un modelo distinto del actual. Una autogestión con un gerente de reconocida competencia, cuyos beneficios económicos se destinasen a beneficencia. Expresado este deseo de muchos aficionados, hay que reconocer que el modelo de arriendo a una empresa profesional dio excelentes resultados en los tiempos de Manolo Chopera y José Luis Lozano. Y es obvio que los tiempos aconsejan austeridad en el gasto público, por lo que, de momento lo más prudente parece continuar con el arrendamiento a una empresa privada.

2. EL CONSEJO TAURINO

El consejo taurino debe cambiar completamente. En el deben figurar los representantes legítimos de los aficionados, y ejercer de órgano fiscalizador de la actuación de la empresa. Un contrapoder que limite el poder del empresario y defienda el interés del aficionado. Esta debe ser su función, y no ser la “clac” de la empresa gestora, como hasta ahora ha venido sucediendo. El consejo debe ser quien vigile el estricto cumplimiento del pliego y no quien justifique los desvaríos de la empresa.



3. EL CANON

El canon económico debe ser cerrado. Así se evitará la sospecha de la subasta encubierta. Sospecha quizás injustificada, pero que ha estado presente en las dos últimas concesiones del coso. En numerosas ocasiones los dirigentes de la Comunidad de Madrid han manifestado que la Plaza de Toros no supone un negocio para la Comunidad, y que lo que les preocupa es la calidad de los festejos en la primera plaza del mundo. Pues habría que demostrarlo alejando cualquier tufo mercantilista del pliego. Una cantidad económica cerrada (entre dos y tres millones de euros, que se me antoja suficiente para el mantenimiento del inmueble). El pliego debe incidir en la calidad de los festejos y no en el dinero a percibir. En las dos últimas concesiones se ha demostrado que, cuando la empresa paga una cantidad económica desorbitada, la calidad de los carteles baja en picado. La empresa se ve obligada a reducir gastos en toros y toreros. Esta es la razón última de los bochornosos carteles de los últimos sanisidros.

4. EL EMPRESARIO

Muchos han olvidado ya la horripilante gestión de José Luis Martín Berrocal en esta plaza de Madrid. En 1980 la plaza de Madrid cayó en el marasmo más triste y más cutre de su ya larga historia. Por fortuna, inmediatamente después Manolo Chopera hizo de San Isidro el negocio más rentable del mundo de los toros, y recuperó el prestigio de la plaza. Pero la malhadada experiencia de Berrocal nos enseña que la plaza no puede ser puesta en manos de aventureros. Para dirigir la plaza de Madrid se necesita una empresa de gran prestigio, mucha solvencia y amplio historial en la gestión eficaz de plazas de primera y segunda categoría. Se dirá que con este criterio se impide el acceso a las Ventas de empresarios jóvenes, ambiciosos y de ideas renovadoras. Pues que demuestren todo eso en las plazas de provincias y, después, cuando tengan currículum que liciten por Madrid. Pero no antes. La primera y más trascendente plaza del mundo no puede dejarse en manos inexpertas.


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5.- LA TEMPORADA

Madrid es plaza de temporada. Es la única plaza de temporada que queda. Y debe ser seguir siendo así. El festejo de cada domingo es innegociable. De San José al Pilar, todos los domingos. No me vale el argumento de que los domingos la gente no va a los toros. El argumento es falso: cuando se han ofrecido corridas interesantes hemos visto llenarse la plaza el domingo de Pascua o cualquier domingo de Julio. La solución no está en cerrar la plaza los domingos. Hay que incentivar los festejos de los domingos para que el público acuda. Por ejemplo, haciendo la adecuada publicidad, prácticamente inexistente ahora. Por su lado, el festejo de oportunidad, esa novillada con tres desconocidos, o esa corrida de toros con tres matadores modestos..., esta clase de festejo es absolutamente necesario. Porque Madrid es la única oportunidad que tienen los matadores modestos y los novilleros desconocidos para reivindicarse. Una vez desaparecidas las demás plazas de temporada, Madrid es la única plaza capaz de lanzar nuevas figuras y renovar el escalafón. Sí, es cierto que estos festejos dominicales son ahora mismo deficitarios. Pero su déficit se compensa con la espectaculares ganancias de San Isidro. Así que dejemos el festejo del domingo en su sitio.
Otra cosa: la actual empresa, muy ladinamente, ha suprimido en la práctica las corridas de toros de domingo, agrupándolas todas en torno a San Isidro. Y así ha dejado en el pozo a muchos matadores cuya única posibilidad de salvación estaba en torear en Madrid en verano. El próximo pliego debe especificar claramente que, fuera de feria, deberán celebrarse al menos quince corridas de toros. Y durante los domingos de Julio y Agosto deberá anunciarse obligatoriamente una corrida de toros. Las novilladas de verano, por su parte, deben volver a los viernes, día en el que acudía mucho público. Fueron trasladadas al domingo por los intereses de una conocida cadena televisiva.
En el cómputo total de la temporada deberá exigirse la celebración de 45 corridas de toros de a pie y 25 novilladas con picadores. Estas cifras eran las que manejaban los Hermanos Lozano y, con ellos la plaza fue muy rentable. El argumento de que como mejor está la plaza es cerrada a cal y canto, salvo en San Isidro, es de una estupidez conmovedora.

6. SAN ISIDRO Y FERIA DE OTOÑO

El estrambote de la Feria del Aniversario de estos últimos años fue producto de un error del pliego actual: reducir la Feria de San Isidro. Es muy cierto que esta reducción fue pedida por las organizaciones de aficionados, cansadas de sanisidros larguísimos y llenos de corridas mediocres. Pero luego hubo que inventar la Feria del Aniversario, pues quedó claro que en esa época del año la gente quiere toros y es capaz de llenar la plaza ¡durante un mes entero!
Por otro lado, si queremos que la empresa organice una temporada deficitaria de ocho meses, habrá que permitir que gane dinero en San Isidro. Por tanto, habría que dejar a la empresa organizar hasta 30 festejos seguidos en el abono de San Isidro, eliminando la absurda Feria del Aniversario...
Pero para que una feria que dura un mes sea interesante, es evidente que deben estar presentes todos los toreros de postín tres tardes (¿o cuatro tardes?). Las figuras piden un Potosí a la hora de torear en Madrid y, últimamente, la empresa de turno los contrata dos tardes nada más para que las cuentas no se descabalen. Porque teniendo en cuenta lo barato de las entradas en Madrid, cuando se anuncia a tres figuras juntas aún con el cartel de no hay billetes, se pierde muchísimo dinero. Lo que me sugiere otro asunto importante: lo barato de las entradas.
Los precios actuales hacen que La Monumental de las Ventas, aún siendo la más grande de España, recaude mucho menos que Pamplona, Bilbao o Sevilla. Y esto es un problema, porque Madrid está dejando de ser competitiva: los ganaderos prefieren lidiar sus mejores toros en Pamplona o Bilbao, plazas mucho menos problemáticas que Madrid y que, además, pagan mejor. Así que habría que afrontar el tema de los precios de las entradas de la plaza de Las Ventas.
Sé que se trata de un asunto tremendamente impopular. Una patata caliente que la Comunidad nunca se ha decidido a abordar. Pero la reforma de precios es necesaria para poder ofrecer lo mejor. Yo propondría dos sistemas: el primero consistiría en dejar el precio de las localidades de andanada, grada y sol tal cual está, para que todo el mundo que lo desee pueda ir a los toros sin excesivo quebranto económico. Pero homologar los precios de los tendidos de sombra con los de Sevilla o Bilbao. Quien quiera darse el pisto que lo pague.
El otro sistema sería volver al modus operandi de “ Nueva Plaza de Toros de Madrid S.A.”. Con Jardón las corridas de toros tenían hasta tres precios distintos, dependiendo de la categoría y cuantía económica del cartel. Cuando el cartel es verdaderamente interesante no creo que nadie ponga pegas en pagar un poco más.
Lo que está claro es que deben terminar los sanisidros de los últimos años, plagados de carteles sin interés, con las figuras jugando un papel poco menos que anecdótico y, lógicamente, de pésimos resultados. En San Isidro, la feria más trascendental del mundo, deben torear los mejores toreros con la mejores ganaderías y de modo repetido y abundante. Los toreros de segunda y tercera fila deben torear durante la temporada, no en la Feria. San Isidro debe ser la cita más lujosa de la temporada y no la sucesión de remiendos que ha venido siendo últimamente.
La Feria de Otoño me sabe a poco, se me queda corta. En ella caben perfectamente un par de festejos más. Y que todos sus festejos sean seguidos. Cuando la feria se ha celebrado durante dos fines de semana, ni ha habido ambiente de feria, ni nada de nada. También hay que cuidar a la “ hermana pequeña” que, por cierto, ya tiene un gran historial de triunfos, pues en otoño el ambiente es menos tenso que en San Isidro y el toro embiste mucho más.
Y hablando de cuidar: hay que cuidar todos los detalles que intervienen en la fiesta. Cuando uno va a los toros en Bilbao, se queda maravillado de la puesta en escena de la corrida. Por ello, debería exigirse que, al menos durante las dos ferias, la cartelería, las divisas, las banderillas, el tiro de arrastre, etc., etc., fueran de lujo. Madrid debe ser primera plaza del mundo en todo, hasta en los más mínimos detalles. Y la puesta en escena de la corrida en Madrid es bastante prosaica y vulgar. Asunto manifiestamente mejorable.

7. LAS GANADERÍAS

En este problemático momento, la Plaza de Madrid puede prestar un gran servicio a la Fiesta Nacional y al futuro de la cabaña brava. El pliego debe exigir la lidia de corridas y novilladas de los encastes minoritarios y marginados. Así podría evitarse su desaparición. Y puede que otras plazas siguieran el ejemplo. Madrid debe ser la plaza más amplia y universal. En ella, no sólo deben torear todos los toreros, sino también estar presentes todos los encastes de la cabaña
brava. En San Isidro la flor y nata de las ganaderías; el resto del año todas las demás. Además hay un ambiente propicio para ello. Hasta el sector radical se ha convencido de que lo importante es la casta y no los kilos. Y no creo que los veterinarios pongan pegas a la lidia de toros terciados de santacoloma o contreras, por ejemplo. Este cambio de actitud del sector radical va a ser tremendamente positivo.
Pero, además, estaría muy bien que ese sector radical entendiera de una vez que la intransigencia sistemática y el acoso sañudo a determinadas figuras, en vez de prestigiar nuestra plaza, lo que está haciendo es denigrarla. Y con esa actitud inquisitorial se hace muy difícil la contratación de las figuras... Pero, en fin, me parece que ese cambio de actitud, va a tardar mucho en llegar. Exigencia, sí; intransigencia, no. Perdón por la digresión. Lo que quiero decir en este epígrafe es que el pliego debe exigir la presencia durante la temporada de todos los encastes.
Y hablando de ganaderías, hay que hacer todo lo posible por reabrir el Batán, de tan grato recuerdo para todos los aficionados. Es una lástima que esta tradición tan madrileña se haya perdido. Sé que el inmueble pertenece al ayuntamiento, pero desde la Comunidad habría que exigir la reapertura inmediata.

8. LA ESCUELA DE TAUROMAQUIA

El pliego debe exigir una gran ayuda a la Escuela de Tauromaquia. Y la ayuda deber hacerse fundamentalmente organizando novilladas sin picadores, no clases prácticas. La clase práctica es una solución ahorrativa que nunca me ha gustado. No es lo mismo vestirse de luces para matar dos novillos ante un público pagano en una plaza de toros, que vestirse de corto para matar un añojo sin apenas público en la placilla de la Casa de Campo. Son necesarias más novilladas y menos clases prácticas. Novilladas en competición por los pueblos de la Comunidad y gran final en Las Ventas, por la tarde y con la plaza llena, no por la mañana con la plaza vacía como ha sucedido últimamente.
Por cierto, y ya que hablamos de la Escuela, es necesario un cambio de rumbo porque, desde hace mucho tiempo, no salen de ella toreros interesantes. La bajada de nivel del alumnado es muy llamativa. La Comunidad debería tomar cartas en el asunto, porque hasta hace poco la escuela de Madrid era la mejor y ahora es una más...

9. LA TELEVISIÓN
Cuando en 1992 se televisó por primera vez toda la Feria de San Isidro por Canal Plus, se hizo un gran bien a la fiesta. Todos los aficionados de España pudieron seguir el día a día de la feria y desde entonces, la Plaza de Madrid ha sido más popular que nunca. Pero no debemos conformarnos con la retransmisión de la feria por un canal de pago privado. Como hoy día la televisión es la ventana del mundo, se deben poner todas la facilidades posibles para transmitir en abierto y por las cadenas públicas, el mayor número posible de festejos. En otras palabras Telemadrid y Televisión Española (porque dentro de poco parece que va a cambiar la coyuntura política y querrá transmitir toros), deben tener preferencia a la hora de retransmitir festejos. El canal de pago tendrá que aceptar dicha preferencia. Por otro lado, la presencia del canal privado de pago es bienvenida, pero en ningún caso debe aceptarse la injerencia de este canal de pago en la programación de la temporada, como ha sucedido últimamente con el destierro de las corridas de toros de domingo de verano, sustituidas por novilladas que comienzan a horas desquiciadas por los intereses de programación de dicha cadena.
La cadena de pago nunca debe interferir en la programación de la temporada ni en la confección de los festejos, cosa que ha sucedido en bastantes ocasiones, y así debe constar claramente en el pliego.
Tampoco eventos como el tenis o conciertos, deben interferir en la temporada de la plaza más importante del mundo. La celebración en ella de otra clase de eventos, desde luego puede hacerse, pero siempre que no afecten a la organización y desarrollo de la temporada taurina, como ha ocurrido en alguna ocasión. Las Ventas en sobre todo y antes que nada una Plaza de toros.

10. LA AFICIÓN

La afición es quien se merece todo. Ella, con su entusiasmo y con su dinero, es la que mantiene todo este tinglado. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones se la maltrata y no se tiene en cuenta su opinión, cuando el trato hacia el aficionado debería ser exquisito.
Habría que crear una oficina de quejas, o de ruegos y preguntas, dónde puedan recogerse todas las sugerencias e inquietudes del aficionado. Muchas peticiones serán disparatadas o irrealizables, pero al menos, que conste en acta que el aficionado ha sido atendido y escuchado y, por supuesto, las opiniones ponderadas y sensatas sí habrán de tenerse en consideración por el Consejo. Ya he dicho en otro lugar que la afición debe estar representada en el Consejo.
Al abonado hay que tratarlo con suma delicadeza y no como a un esclavo que sólo tiene derecho a pagar. Y hablando de abonados y de abonos: ya va siendo hora de recuperar los miles de abonos que detentan los reventas. Todo el mundo sabe los nombres y apellidos de estos señores, y si nadie toma cartas en el asunto es por pura dejadez. ¿O hay intereses inconfesables para mantener a estos señores con sus abonos?. Y estos abonos recuperados deberían ponerse inmediatamente a la venta, para que, por fin, puedan tener abono muchísimas personas que sueñan con él desde hace años.
Con respecto a los abonados actuales, deberían tener preferencia para la adquisición de abonos vacantes, y deberían subsanarse los cientos de situaciones irregulares que existen: desde los que se cambian los abonos para poder estar junto a la esposa o el amigo, hasta el que disfruta de un abono desde hace años, pero que está a nombre de otra persona... Todas estas situaciones absurdas y molestas deberían ser resueltas fácilmente. La fidelidad de la clientela lo merece.
Y, por supuesto, ofrecer siempre los mejores carteles con los mejores toreros. Así el aficionado estará contento y pasará por taquilla con alegría y no con amargura y resignación, para no perder el abono. Además está demostrado que cuanto mayor categoría tengan los carteles, más posibilidades hay de que salgan las cosas bien. Una cosa que últimamente está haciendo la Comunidad muy bien es la divulgación cultural de la fiesta. Las exposiciones, las conferencias, el libro del 75 aniversario... Estas iniciativas gustan mucho al aficionado y dejan en muy buen lugar el nombre de la Fiesta. En esta labor también debería implicarse la empresa concesionaria.
Punto y final. Todas estas consideraciones las he hecho pensando
únicamente en el bien de la fiesta y de la Plaza de Madrid, plaza de la que a veces reniego, plaza donde muchas veces me desespero, pero donde llevo más de treinta años viendo toros y donde he pasado los momentos más emocionantes de mi vida. La llevo en el corazón y sus penas y glorias las siento como mías.

A MODO DE RESUMEN

1. EL MODELO DE GESTIÓN
En el próximo pliego gestión privada, pero con la vista puesta a medio plazo en una autogestión de carácter benéfico, con un gerente de reconocida competencia.
2. EL CONSEJO TAURINO
Compuesto por aficionados y no por políticos, con la misión de fiscalizar la actuación de la empresa y vigilar el cumplimiento del pliego.
3. EL CANON
Canon cerrado, entre dos y tres millones de euros.
4. EL EMPRESARIO
Con amplia experiencia en la gestión de plazas de primera, y segunda, con gran solvencia y respetabilidad en el mundo de los toros.
5. LA TEMPORADA
A lo largo de la temporada deberán celebrarse un total de 45 corridas de toros y 25 novilladas con picadores. Por lo menos 15 corridas de toros se organizarán fuera de feria. Festejo mayor todos los domingos de San José al Pilar y obligatoriamente corrida de toros los domingos de julio y agosto.
6. SAN ISIDRO Y FERIA DE OTOÑO
Supresión de la Feria del Aniversario. Hasta treinta festejos de abono en San Isidro y hasta seis en la Feria de Otoño. Cuidando al máximo la calidad de los carteles. Revisión de los precios de las entradas para hacer de Madrid una plaza competitiva.
7. LAS GANADERÍAS
Lidia a lo largo de la temporada de todos los encastes minoritarios y en peligro de desaparición. Reapertura inmediata de la Venta del Batán.
8. LA ESCUELA TAURINA
Celebración de muchas novilladas sin picadores, y no clases prácticas, en los pueblos de la Comunidad. Gran final en las Ventas.
9. LA TELEVISIÓN
Preferencia de las televisiones públicas a la hora de retransmitir festejos. No se admitirá la injerencia del canal privado de pago en la programación de la temporada ni en la confección de los carteles.
10. LA AFICIÓN
Creación de una oficina de atención al aficionado. Persecución eficaz de la reventa expropiándoles sus abonos. Y puesta en venta en taquilla de dichos abonos. Preferencia del abonado a la hora de acceder a abonos vacantes y solucionar situaciones irregulares.

lunes, 29 de agosto de 2011

Después de la Semana Grande de Bilbao

SALIÓ EL TORO Y SE ACABÓ EL CUENTO
Por Domingo Delgado de la Cámara

Todo el tinglado taurino actual se basa en el medio toro, ese semoviente con el que no se pasa miedo y al que se le cortan las orejas con facilidad. Casi siempre afeitado, casi siempre inválido...Y así pueden torear ochenta, cien corridas o las que les echen. La actual crítica taurina, con su triunfalismo interesado, es esencial en el tinglado, echando incienso constantemente, haciendo pasar lo mediocre por grandioso. Efectivamente, los Navalón, Vidal y compañía fueron nefastos por su constante negativismo. Pero, poco a poco, sin darnos cuenta, hemos vuelto a la crítica grandilocuente y ditirámbica de los peores años de la postguerra.
Causa vergüenza ajena leer tanto halago y tanto parabién ante tanta faena de poco fuste mediocre y ante tanto torerito mediocre. Y no sólo incurren en el halago exagerado las revistas profesionales. También la crítica tenida por seria. Y esto ya es peor. Por eso, la opinión de la crítica oficialista y la del aficionado independiente son totalmente antagónicas. El desprestigio de la crítica taurina actual es total...
Y en estas llegó la feria de Bilbao y, con ella, el toro de Bilbao. Y el tinglado se ha venido al suelo. Además, como toda la feria se televisó en directo, es muy difícil taparlo. Quien ha querido ha podido verlo. Dicen que es mala la televisión...¡es maravillosa! Lleva la fiesta a todas las latitudes y descubre a los toreros de camelo.
El torazo de Bilbao más las cámaras de la tele, hacen de las Corridas Generales una combinación apetitosamente explosiva. Por eso se quita de en medio el mito de Galapagar, y si los demás no lo hacen, es porque no pueden. Salió el toro y se acabó el cuento. Y eso que el público de Bilbao es más ingenuo que Espinete y más triunfalista que Paquito el Chocolatero. Pero la sola presencia del auténtico toro, ha puesto las cosas en su sitio. La inmensa mayoría de los coletudos ha hecho el ridículo. De las orejas cortadas no se fíen. Salvo las dos que cortó Morante, las demás fueron de verbena. Matías se ha vuelto verbenero y dispendioso...
En cuanto los toreros vieron las puntas y el volumen, se descompusieron. El bochorno fue mayor teniendo en cuenta que los toros han salido buenísimos. Pero no es lo mismo pegar pases a la babosa habitual que al toro de Bilbao, por bueno que sea. En cuanto sale el TORO, muy pocos son capaces de estar a la altura.
Empecemos por los consagrados. Morante hizo una de sus faenas geniales e inspiradas. Nos enamoró a todos y su faena fue el acontecimiento de la feria. Ponce no se impuso el primer día a un lote difícil. Y el segundo día dejó escapar dos alcurrecenes de ensueño. Rindió el último bastión que le quedaba. La cosa viene de lejos: el año pasado permitió que el Juli le diera un repaso de campeonato en las Fallas. Después en Sevilla estuvo a punto de que le mandaran al corral un sobrero de Toros de la Plata, al que, en sus buenos tiempos hubiera podido con total suficiencia.
En la Feria de Bilbao de 2010 dio su canto de cisne con los toros del Puerto de San Lorenzo. Fue la última vez que hizo el esfuerzo y triunfó en una plaza de primera. Y este año ha entregado la última bandera. Me daría muchísima pena ver a Ponce arrastrándose en medio del descrédito como han hecho tantos otros. Su gloriosa trayectoria no merece un final amargo. Esperemos que sepa poner punto y final con la grandeza y dignidad que merece el mejor currículum de la historia del toreo.
El Juli cumplió, pero sin la contudencia y brillantez de otras ocasiones. Cometió el error de apuntarse a las dos corridas mas chicas y de peor juego y pagó caro el error. Y de los toreros jóvenes el único que de verdad estuvo bien fue Daniel Luque. Cabeza, clase, valor, personalidad... Lo tiene todo. Su proyección de futuro es inmensa. Si mata bien a los alcurrucenes hubiera salido de Bilbao con tres o cuatro orejas. Viene a mandar. Perera toreó bien con la zurda, pero pinchó, y Talavante cumplió con un lote malo. Y de los demás, mejor no hablar...
Al Cid se le marchó un toro del Pilar que fue de bandera. Dio la sensación de estar en las últimas. Castella tan machacón y pesado como de costumbre. David Mora tuvo la oportunidad de su vida y la desperdició totalmente. Dos tardes con las figuras, todo el mundo a su favor y se le va uno de los mejores toros de la feria. Con ese toreo encimista y codillero, no puede ir muy lejos. Y Manzanares, con dos lotes extraordinarios, evidenció que torea muy bonito al toro pastueño (solamente con la mano derecha), pero cuando le sale un toro encastado y repetidor o con problemillas, mete pico a destajo, se los echa muy afuera y no liga dos pases seguidos. Su toreo es de acompañamiento, no de mando. Y ese va a ser su papel en la fiesta, va a acompañar al o a los que manden. Tiempo al tiempo.
De los toreros del pelotón, sólo cumplió Diego Urdiales ante un Victorino con mucha miga. Lo de Tejela y Bolívar ya huele. otra vez han malgastado toros extraordinarios. Y no se vislumbran buenos toreros de corrida dura.
El protagonismo de la feria de Bilbao lo tuvo el toro. Hubo una corrida horripilante, la de Miura, sumida en un pozo negro de debilidad y descastamiento. Los Jandillas y los Victorianos del Río, mediocres. Pero Fuenteymbro y Victorino lidiaron dos corridas muy interesantes con dos grandes toros en cada una. Y Núñez del Cuvillo, Alcurrucén y El Pilar lidiaron tres corridas completísimas y con un toro bandera en cada una. Un lujo. Y es que en la Fiesta los toreros pasan y las ganaderías permanecen... El problema no es de ganaderías, es de toreros, que no llevan a nadie a las plazas porque no se arriman, y los ditirambos de sus partidarios no se los cree nadie. Las Corridas Generales de Bilbao son la cita más grandiosa de la temporada. La Feria que, gracias al toro-toro, acaba poniendo a cada uno en su sitio. Si Bilbao no existiera habría que inventarlo.
Recién llegado de Bilbao me entero que acaba de fallecer Luis García Campos. Este año ya no expuso en el Hotel Carlton. Estaba muy malito. Lamento muchísimo su muerte. Luis, además de gran amigo y excelente persona, fue el mejor pintor taurino de los últimos sesenta años. Siguiendo la estela de Roberto Domingo, consiguió unos cuadros de un movimiento, una luz y un taurinismo incomparables. Descansa en paz, amigo.