lunes, 29 de agosto de 2011

Después de la Semana Grande de Bilbao

SALIÓ EL TORO Y SE ACABÓ EL CUENTO
Por Domingo Delgado de la Cámara

Todo el tinglado taurino actual se basa en el medio toro, ese semoviente con el que no se pasa miedo y al que se le cortan las orejas con facilidad. Casi siempre afeitado, casi siempre inválido...Y así pueden torear ochenta, cien corridas o las que les echen. La actual crítica taurina, con su triunfalismo interesado, es esencial en el tinglado, echando incienso constantemente, haciendo pasar lo mediocre por grandioso. Efectivamente, los Navalón, Vidal y compañía fueron nefastos por su constante negativismo. Pero, poco a poco, sin darnos cuenta, hemos vuelto a la crítica grandilocuente y ditirámbica de los peores años de la postguerra.
Causa vergüenza ajena leer tanto halago y tanto parabién ante tanta faena de poco fuste mediocre y ante tanto torerito mediocre. Y no sólo incurren en el halago exagerado las revistas profesionales. También la crítica tenida por seria. Y esto ya es peor. Por eso, la opinión de la crítica oficialista y la del aficionado independiente son totalmente antagónicas. El desprestigio de la crítica taurina actual es total...
Y en estas llegó la feria de Bilbao y, con ella, el toro de Bilbao. Y el tinglado se ha venido al suelo. Además, como toda la feria se televisó en directo, es muy difícil taparlo. Quien ha querido ha podido verlo. Dicen que es mala la televisión...¡es maravillosa! Lleva la fiesta a todas las latitudes y descubre a los toreros de camelo.
El torazo de Bilbao más las cámaras de la tele, hacen de las Corridas Generales una combinación apetitosamente explosiva. Por eso se quita de en medio el mito de Galapagar, y si los demás no lo hacen, es porque no pueden. Salió el toro y se acabó el cuento. Y eso que el público de Bilbao es más ingenuo que Espinete y más triunfalista que Paquito el Chocolatero. Pero la sola presencia del auténtico toro, ha puesto las cosas en su sitio. La inmensa mayoría de los coletudos ha hecho el ridículo. De las orejas cortadas no se fíen. Salvo las dos que cortó Morante, las demás fueron de verbena. Matías se ha vuelto verbenero y dispendioso...
En cuanto los toreros vieron las puntas y el volumen, se descompusieron. El bochorno fue mayor teniendo en cuenta que los toros han salido buenísimos. Pero no es lo mismo pegar pases a la babosa habitual que al toro de Bilbao, por bueno que sea. En cuanto sale el TORO, muy pocos son capaces de estar a la altura.
Empecemos por los consagrados. Morante hizo una de sus faenas geniales e inspiradas. Nos enamoró a todos y su faena fue el acontecimiento de la feria. Ponce no se impuso el primer día a un lote difícil. Y el segundo día dejó escapar dos alcurrecenes de ensueño. Rindió el último bastión que le quedaba. La cosa viene de lejos: el año pasado permitió que el Juli le diera un repaso de campeonato en las Fallas. Después en Sevilla estuvo a punto de que le mandaran al corral un sobrero de Toros de la Plata, al que, en sus buenos tiempos hubiera podido con total suficiencia.
En la Feria de Bilbao de 2010 dio su canto de cisne con los toros del Puerto de San Lorenzo. Fue la última vez que hizo el esfuerzo y triunfó en una plaza de primera. Y este año ha entregado la última bandera. Me daría muchísima pena ver a Ponce arrastrándose en medio del descrédito como han hecho tantos otros. Su gloriosa trayectoria no merece un final amargo. Esperemos que sepa poner punto y final con la grandeza y dignidad que merece el mejor currículum de la historia del toreo.
El Juli cumplió, pero sin la contudencia y brillantez de otras ocasiones. Cometió el error de apuntarse a las dos corridas mas chicas y de peor juego y pagó caro el error. Y de los toreros jóvenes el único que de verdad estuvo bien fue Daniel Luque. Cabeza, clase, valor, personalidad... Lo tiene todo. Su proyección de futuro es inmensa. Si mata bien a los alcurrucenes hubiera salido de Bilbao con tres o cuatro orejas. Viene a mandar. Perera toreó bien con la zurda, pero pinchó, y Talavante cumplió con un lote malo. Y de los demás, mejor no hablar...
Al Cid se le marchó un toro del Pilar que fue de bandera. Dio la sensación de estar en las últimas. Castella tan machacón y pesado como de costumbre. David Mora tuvo la oportunidad de su vida y la desperdició totalmente. Dos tardes con las figuras, todo el mundo a su favor y se le va uno de los mejores toros de la feria. Con ese toreo encimista y codillero, no puede ir muy lejos. Y Manzanares, con dos lotes extraordinarios, evidenció que torea muy bonito al toro pastueño (solamente con la mano derecha), pero cuando le sale un toro encastado y repetidor o con problemillas, mete pico a destajo, se los echa muy afuera y no liga dos pases seguidos. Su toreo es de acompañamiento, no de mando. Y ese va a ser su papel en la fiesta, va a acompañar al o a los que manden. Tiempo al tiempo.
De los toreros del pelotón, sólo cumplió Diego Urdiales ante un Victorino con mucha miga. Lo de Tejela y Bolívar ya huele. otra vez han malgastado toros extraordinarios. Y no se vislumbran buenos toreros de corrida dura.
El protagonismo de la feria de Bilbao lo tuvo el toro. Hubo una corrida horripilante, la de Miura, sumida en un pozo negro de debilidad y descastamiento. Los Jandillas y los Victorianos del Río, mediocres. Pero Fuenteymbro y Victorino lidiaron dos corridas muy interesantes con dos grandes toros en cada una. Y Núñez del Cuvillo, Alcurrucén y El Pilar lidiaron tres corridas completísimas y con un toro bandera en cada una. Un lujo. Y es que en la Fiesta los toreros pasan y las ganaderías permanecen... El problema no es de ganaderías, es de toreros, que no llevan a nadie a las plazas porque no se arriman, y los ditirambos de sus partidarios no se los cree nadie. Las Corridas Generales de Bilbao son la cita más grandiosa de la temporada. La Feria que, gracias al toro-toro, acaba poniendo a cada uno en su sitio. Si Bilbao no existiera habría que inventarlo.
Recién llegado de Bilbao me entero que acaba de fallecer Luis García Campos. Este año ya no expuso en el Hotel Carlton. Estaba muy malito. Lamento muchísimo su muerte. Luis, además de gran amigo y excelente persona, fue el mejor pintor taurino de los últimos sesenta años. Siguiendo la estela de Roberto Domingo, consiguió unos cuadros de un movimiento, una luz y un taurinismo incomparables. Descansa en paz, amigo.

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