martes, 23 de agosto de 2011

Semana Grande de Bilbao: 23 de Agosto de 2011

POR FIN HAN VISTO A MORANTE EN BILBAO
por Domingo Delgado de la Cámara


Ya sé por qué José Tomás no quiere torear los Núñez del Cuvillo: porque salen muy bravos y muy encastados. Un toro como el segundo de ayer puede dejarlo en evidencia y hundir todo el tinglado que tanto esfuerzo ha costado organizar. La ganadería de Núñez del Cuvillo se perfila como una de las más bravas y encastadas de la historia, y la corrida de ayer en Bilbao fue de chapeau. A los seis toros se los pudo torear, los seis embistieron muchísimo y derrocharon casta y bravura. Es difícil conseguir un conjunto de tan alta nota. De ese conjunto destaco al segundo de la tarde, número 180, “Forajido” de nombre, castaño y de 523 kilos. Uno de los toros más bravos que hemos visto lidiar en mucho tiempo.
Los toros de ayer fueron auténticos toros de lidia. Estos son los toros del futuro. Lamentablemente ganaderías como Miura, Pablo Romero, Conde de la Corte, Samuel Flores..., pertenecen ya al pasado. Son historia. El futuro es de Cuvillo, del Pilar, de Fuente Ymbro..., ganaderías que aportan a la fiesta toros bravos y encastados. Y cuando lidian una corrida como la de Cuvillo de ayer en Bilbao, cierran todas las bocas.
Corrida de gran presentación, destacando los toros colorados del festejo que, por cierto, algunos habían sido desechados por los veterinarios de Madrid. ¡Que Santa Lucía les conserve la vista!. Ya he señalado la bravura y casta del segundo, pero también hay que hablar de la nobleza del tercero y del cuarto, y del enorme temperamento del sexto. Toda la corrida fue un dechado de emoción que hizo que nadie perdiera ripio en todo el transcurso del festejo. ¡Enhorabuena al Señor Núñez del Cuvillo!.
La afición oficialista de Bilbao siempre había negado a Morante. Pero ayer salieron locos de contento. Por fin han visto a Morante en Bilbao, aunque la tarde de Morante de ayer no ha sido una de las mejores de su vida. Pero el tarro de las esencias se abrió lo suficiente para que todo el mundo quedase maravillado.
La faena de Morante al primero tuvo poca historia. El toro apretaba hacia los adentros y embestía algo rebrincado. Algún apunte de natural y poco más. Lo grande llegó en el cuarto, un toro manso en el caballo pero que, a pesar de su comportamiento abanto, metía muy bien la cara en los engaños. Empezó Morante con unos ayudados por bajo para sacar al toro a los medios, y el principio de la faena no fue de los mejores. Morante no veía claro al toro y hubo algún que otro enganchón. Pero la faena fue in crescendo hasta terminar de un modo glorioso. Faena de menos a más. Rara avis, porque normalmente las faenas son de más a menos. El final fue extraordinario. Cuando se echó la muleta a la izquierda dio una gran serie de naturales. Otra gran serie con la derecha, y los ayudados por alto al final fueron un auténtico cartel de toros que la plaza contempló puesta en pie. Estocada francamente buena y las dos orejas al bolsillo de Morante.
Cuando Morante está en vena, acaba con el lucero del alba. De la cuerda de los artistas, es el mejor artista que he visto. Mejor que Curro Romero y Rafael de Paula: tiene la misma inspiración que ellos y, además, el valor y la técnica suficientes para prodigar su misterio muchas más tardes que Curro o Paula. Morante es un compendio del toreo sevillano, y el final de la faena de ayer fue sensacional: esos naturales, esos derechazos y esos ayudados por alto quedarán en la retina de todos los buenos aficionados. Salió en hombros en olor de multitudes.
José Mari Manzanares tuvo la mala suerte de cruzarse con “Forajido”. Decía Belmonte que Dios te libre de un toro bravo. Cuando un toro repite tan incansable y con tanta raza como este “Forajido”, hay que ser muy valiente para aguantar el tirón. Este toro sacó a la superficie todas las carencias de Manzanares, que es un torero excelso con el toro pastueño, sobre todo con la mano derecha. Pero con el toro encastado su actuación suele dejar mucho que desear.
La primera parte de la faena basada en la mano derecha, fue muy rápida, muletazos en series muy cortas que parecían trallazos. Y cuando se echó la pañosa a la izquierda, echaba al toro excesivamente fuera, quitándole a veces la muleta de la cara. La zurda no es el fuerte de Manzanares. Es una de sus limitaciones. Intentó que la faena remontase con la mano derecha, pero ya no era posible. El toro, por su bravura, pedía metros ya que se arrancaba muy largo, pero José Mari Manzares se puso muy cerca del toro, muy fuera de cacho. Un intento de recibir fallido y una estocada recibiendo, dejaron la cosa en una tibia ovación.
También el quinto fue un toro de triunfo, sobre todo por el pitón izquierdo. La primera parte de la faena fue muy temblona, muy bailona. Manzanares solo se asentó cuando el toro se paró y dejó de repetir. Entonces sacó las dos series medianamente aceptables. Después de una estocada recibiendo muy trasera, cortó una oreja muy benévola. Una oreja a beneficio de inventario, producto del ambiente de apoteosis que Morante había dejado.
En resumen: Manzanares torea muy bien con la mano derecha al toro pastueño, pero con el encastado tiende a un toreo muy rápido y despegado. Con el capote prácticamente no se le ve, y con la izquierda baja muchos enteros. Hay que reconocer que al matar es tremendamente eficaz. Es un killer, pero no es un estoqueador depurado. No tiene ni la despaciosidad de Paco Camino y la limpieza de Rafael Ortega. Es una tromba que cae encima del toro. Matar con arte y depuración es otra cosa...
Sustituyendo a Leandro, cerraba la terna David Mora. La de ayer va a ser una tarde que va a hacer daño al torero madrileño que, tras sus recientes triunfos, llegaba a Bilbao con muy buen ambiente. Digo que le va a hacer daño porque cuando todo el mundo pone los ojos en una corrida y toda la afición te está viendo, hay que dejar muy buen sabor para que te vuelvan a repetir en carteles de esta altura.
David Mora puso toda la carne en el asador. Demostró que es un torero valiente, y demostró que tiene clase. Pero es muy bisoño y tiene una técnica precaria, lo que hizo imposible el triunfo. Lo mejor de su actuación, dos quites en los toros de Manzanares, los dos muy ceñidos y muy expuestos, uno por chicuelinas y otro por gaoneras.
Pero, a pesar de su entusiasmo, en las faenas de muleta de sus toros, David Mora no fue capaz de redondear nada por su escaso bagaje técnico. Su primero fue un toro muy noble, muy dulce, de mucha calidad. Pero no se le debía atacar mucho porque no le sobraba la fuerza. Una cosa buena: le dio mucho sitio. Y una cosa mala: le bajó la mano antes de tiempo, lo que hizo que el toro se parase muy pronto y se defendiese.
El sexto fue una prueba muy dura para tan joven torero. Encastadísimo, muy fiero, de una fiereza indomable. Se necesitaba una técnica muy pulida para poder con ese toro. Y, conforme se le fueron haciendo las cosas de manera inadecuada, el toro fue aprendiendo, y al final resultó muy difícil. Era para estar muy firme y con la muleta por delante. David Mora se colocó al hilo del pitón y con la muleta un tanto retrasada, dándole muchas bazas al toro. Lo que hizo que se le venciera en muchas ocasiones, que se quedara corto y que lo acabara cogiendo. A pesar de la cogida, siguió en la arena hasta matarlo.
Delante de este toro me hubiera gustado ver a casi todos los toreros del escalafón. Creo que solo dos hubieran salido airosos: Ponce y El Juli. Ninguno más.
Por último quiero decir que la cuadrilla de Manzanares estuvo tan soberbia como siempre. Y también que a muchos toros se los picó muy mal, al cuarto por ejemplo. Ya sabemos que ahora se está picando muy mal, pero lo de esta feria de Bilbao está pasando de castaño oscuro.
Me encantaba oír los comentarios de la gente a la salida de los toros. Todos los que se han pasado una década negando a Morante, iban diciendo al amiguete: “Ya te lo decía yo. Este Morante es un fenómeno”


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