domingo, 25 de septiembre de 2011

25 de Septiembre de 2011: La última corrida (por ahora) en Barcelona

CUMBRE AL NATURAL DE JOSÉ TOMÁS


Para celebrar la última corrida de toros en Barcelona (por el momento), se trajo una corrideja del Pilar totalmente impresentable. Los tres últimos toros eran tres toritos sin cuajo ni trapío para una plaza de primera. Pero los tres primeros eran tres novilletes indecorosos. Una corrideja impresentable, pues. Pero debido al especialísimo ambiente de la tarde, nadie la protestó. Era digno de ver a esos señorones que en Madrid lo protestan todo, callados como muertos y aplaudiendo a los becerros.
Y tampoco dieron gran juego los “novillos” del Pilar. En general les faltó raza y fuerza, con la excepción del segundo, que fue un gran “novillo”embistiendo mucho y bien. Y con él José Tomás rozó lo sublime. Sin duda lo mejor desde su reaparición. José Tomás, que salió impecablemente vestido de negro y oro, lo toreó a la verónica con mucha cadencia y suavidad. Alguna verónica por el pitón derecho y la media final fueron insuperables.
Y toreando con la mano izquierda llegó a la cumbre. Sin arrimones innecesarios ni enganchones inoportunos, con cadencia y ligazón. Un toreo extraordinario. Quizá el José Tomás actual sea menos puro que el de los primeros años. Pero lo que ha perdido en exposición lo ha ganado en solera y en expresión plástica.
No se puede torear mejor con la mano izquierda. Con los riñones encajados y jugando muy bien el brazo y la muñeca, los naturales fueron de auténtico cartel. Todos sin excepción. Y fueron muchísimos, porque hubo cuatro series a cual mejor. También extraordinarios los molinetes del final. Después de una estocada de entrega, dos orejas con petición de rabo. Hacía tiempo que no se le veía torear tan bien. Probablemente, desde un punto de vista estético, esta haya sido la vez que mejor le he visto torear.
El quinto no fue tan bueno. Protestaba continuamente, echaba la cara arriba y se quedaba corto. No se acopló José Tomás con la izquierda, pero sí con la derecha en una serie de buenos derechazos y algunos derechazos sueltos. Podría haber cortado una oreja si no hubiera fallado con el acero.
Serafín Marín recibió a su primero con un capote polícromo que llevaba escrita la palabra “libertad”. Se mostró muy nervioso y acelerado, seguramente porque era consciente de la magnitud del compromiso. El toro era noble, pero justo de fuerzas, y la faena fue muy embarullada, encimista y llena de enganchones.
El sexto, a pesar de su poca fuerza, tenía mucha nobleza, y con él Serafín estuvo mucho mejor. Le dio más sitio y ligó los muletazos con limpieza, sobre todo con la mano derecha. Tras una estocada yendo a por todas, se le concedieron las dos orejas. En otras circunstancias seguro que el premio hubiera parecido excesivo, pues la faena era de una oreja. Pero teniendo en cuenta las especialísimas circunstancias de la tarde de ayer, para él sobre todo por ser catalán, hicieron lógico el premio de las dos orejas. Su vuelta al ruedo, deshecho en lágrimas y envuelto en una señera, fue muy emocionante.
El primer espada de la terna era Juan Mora. Le tocó en primer lugar un becerro del Bombero Torero, el más indecoroso del encierro. Era mansito y embestía siempre con la cara alta, pero repetía y tenía nobleza. Las verónicas a pies juntos de Juan Mora fueron buenas, y el inicio de faena extraordinario: una combinación de trincherazos con la rodilla flexionada, trincherazos enhiesto, cambios de mano y pases de la firma. Una sinfonía, una auténtica belleza. Juan Mora tiene estas cosas: cuando hay que torear en redondo, sus faenas bajan; pero los inicios son deslumbrantes.
Luego la faena fue a menos. Las dos primeras series con la derecha no estuvieron mal, porque el toro repetía. Pero cuando se paró, le costó mucho ligar el toreo en redondo. A pesar de ello, alguna oreja podría haber cortado, si hubiera estado más fino con la espada.
El cuarto fue un inválido que en otras circunstancias hubiera sido devuelto. Pero se quedó en el ruedo y Juan Mora se dio un arrimón. Arrimón que casi nadie agradeció, porque los arrimones con los inválidos no conmueven a nadie. Sin haber cortado trofeos, Juan Mora salió por la Puerta Grande en unión de sus compañeros...
Y ahora es cuando empieza la guerra. Empieza la lucha: o ellos o nosotros. El asunto de los toros en Cataluña está incluido en un marco más amplio. Está dentro del órdago que la Generalitat echa al Estado Español y que se manifiesta en el Estatuto, en el asunto del catalán y del incumplimiento de las sentencias de los Tribunales sobre el castellano, y en otros desafíos políticos. Y este tema de los toros está en el mismo tour de force entre la Generalitat y el Estado. Los toros serán viables en Cataluña según quien venza este pulso.
Esperemos que el Partido Popular, con una gran mayoría en las próximas elecciones, sea capaz de imponer el orden blindando la Fiesta de los Toros en el Parlamento de la Nación que la haga intocable en todo el País. Y después, haciéndolo cumplir. Mariano Rajoy no debe olvidar que va a ser votado para que ponga orden en los asuntos candentes de la situación española, sí; pero también para afrontar los desafíos de Cataluña, sin olvidar que el monopolio de la fuerza la tiene únicamente el Estado. La soberanía reside en el Pueblo Español y no puede ser suplantada por las autoridades de una Autonomía.
Y, en el peor de los casos, habrá que llegar a la desobediencia civil: cuando las leyes y decisiones de la autoridad son injustas, van en contra de los derechos y libertades (como es el caso), no se está moralmente obligado a cumplirlas. Y así, si es necesario celebrar corridas en contra de esta ley injusta, pues habrá que hacerlo.

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