jueves, 9 de junio de 2011

TERCERA CORRIDA DEL ANIVERSARIO

Las Ventas, jueves 9 de Junio de 2011

LA ERA DEL TORO MANSO

¿Se han dado ustedes cuenta de la cantidad de toros mansos que se han lidiado en esta Feria de San Isidro? Es cierto que ha habido bastantes toros manejables en la muleta, pero toros de bravura integral, de esos que pelean con agallas en el caballo, se han visto poquísimos. Se cuentan con los dedos de una mano, y sobran dedos. Tampoco se han visto corridas completas. Ha habido toros aislados casi todos los días, pero no se ha visto un conjunto verdaderamente bravo en todo un mes de toros.
¿Qué está pasando? Pues que los ganaderos lo único que buscan en las tientas es la bondad en la muleta, mientras que la pelea en el caballo desde hace tiempo les da igual. El resultado es un toro que se deja torear, a veces hasta con calidad, pero de bravura escasa. Incluso en los conciliábulos de ganaderos se comenta que es mejor un manso en el primer tercio, porque así no se rompe en el caballo y dura más en la muleta. Esto es pan para hoy y hambre para mañana.
Cuando se descuida la suerte de varas, poco a poco se va incubando la mansedumbre. Es verdad que hoy en día el juego en la muleta es fundamental, pero despreciar el juego en el caballo, aunque en un primer momento no se perciba, pone a las ganaderías en el camino de la mansedumbre y el descastamiento. E iniciado este camino, es muy difícil volver atrás. Ya veremos dentro de veinte años donde habrán acabado esas ganaderías que se cotizan ahora tanto.
La corrida de Antonio Bañuelos lidiada ayer, fue muy mansa. Hasta ahora los Bañuelos eran toros blanditos y nobles, pero ayer fueron mansos, querenciosos y complicados. La corrida seguro que no le gustó nada al ganadero. Él lo que quiere son toros facilones para que los maten las figuras. Pero cuando se especula con la bobería y la mansedumbre, al final se llega a esto: al moruchón rajado que se niega a embestir. Aviso a navegantes: ¿qué creen que les ocurrió a los Atanasios, los Núñez, Antonio Pérez...? Puede que solo salga mala esta corrida y no pase nada; pero una corrida tan mansa y rajada, como ganadero a mí me asustaría.
Víctor Puerto tuvo un primer toro manso y áspero, con el que no se quedó quieto ni una sola vez. Su segundo fue un sobrero de Adelaida Rodríguez, de gran trapío y muy malas ideas. Se quedaba muy corto y tenía mucho sentido. Se lo quitó de en medio. Para estar en este plan, lo mejor es estar retirado.
El Capea tuvo un lote de toros sin clase. De esos que embisten solo a medias y con la cara alta. Se volvió a demostrar que es un gran error comparecer en Madrid recién bajado del avión de Méjico. Es necesario aclimatarse a la embestida y reacciones del toro español. Capea estuvo sin ningún sitio y mostrando una vez más su pésimo estilo torero.
Jairo Miguel tuvo un primer toro muy bronco y con mucha querencia a toriles. Un toro difícil porque, además, tenía sentido. Se deshizo de él como pudo. El sexto de la tarde no tuvo nada que ver con sus hermanos. Lució mucha clase y calidad, pero de fuerza y de raza muy justito. Por esa poca fuerza y escasa raza le costaba mucho repetir. Jairo Miguel mostró con él muy buena clase y muy buena técnica. Es elegante, echa los engaños muy bien y tira de los toros con suavidad y cadencia. Desde luego Jairo Miguel es un torero muchísimo mejor que lo que Radio Macuto decía de él. Fue una lástima que el toro no repitiera un poquito más, porque fue el único momento interesante del festejo..., pero con la espada no lo ve claro.
Por mi parte, estoy deseando volver a ver a este chico, porque su clase y su clarividencia, pueden hacer de él un torero importante. Tiene a su favor su juventud. Además ya ha vivido la cara más dura del toreo, con aquella cornada horripilante que casi lo mata. Pero a este chaval hay que darle toros, porque da gusto ver lo largo y limpio que torea. Jairo Miguel estuvo rodeado de una muy buena cuadrilla: José Luis López y Ángel Otero brillaron tanto en la brega como con los palos.
La Feria del Aniversario está siendo tan mala como esperábamos. Con tan estupefacientes carteles, ¿qué se podía esperar?. Demasiada gente está acudiendo a la plaza...

miércoles, 8 de junio de 2011

La Corrida de la Beneficencia en Las Ventas

Madrid, miércoles 8 de Junio de 2011

EL JULI ES UN MAESTRO

El Juli es un tío. Un hombre de pelo en pecho. Porque hace falta ser muy hombre para, estando millonario perdido, acudir a Madrid a que unos impresentables te revienten. No tiene ninguna necesidad de hacerlo, pero su sentido de la responsabilidad y su vergüenza torera lo impulsan a dar la cara, aunque se la partan. Joselito el Gallo, el torero por antonomasia, estaría orgulloso de él. La actitud del Juli es la opuesta a la de mucho dandy diletante, de esos que casi nunca dan la cara. No digo nombres: están en la mente de todos.
El Juli es, además, el paladín de la pureza. Nadie se asienta tanto ni echa los engaños tan planos ni tan al hocico como él. Y es un maestro capaz de imponer este toreo, que es el más difícil, a todo tipo de toros. Ayer volvió una vez más a demostrar su maestría.
Su primero era un torito manso y de embestida rebrincada, que salía de las suertes huído y con la cara arriba. Otro con este toro, no pega ni sellos. El Juli, en medio de un vergonzoso linchamiento, fue capaz de hacer callar a quienes le reventaban con una faena de menos a más y a mucho más. Los que tanto se meten con él, quedan totalmente en entredicho como aficionados. Están a todas horas hablando de pureza, se les llena la boca con esa palabra. Pero luego llega el paladín de la pureza y, son tan torpes, que no lo saben apreciar.
Esa gente se lamenta, y con razón, de que las figuras de ahora no dan la cara ni hacen gestos. Pero cuando llega el que siempre da la cara, van a reventarlo. Con esta actitud se llenan de descrédito y pierden la razón en las causas en las que sí podrían tenerla. Y lo que es peor, hunden en un pozo el prestigio de la plaza de Madrid. Lo de ayer fue impresentable y, aunque las excusas son otras, lo que late en el fondo del contencioso, es el odio al triunfador. La envidia, el pecado capital español por excelencia, que históricamente nos ha hundido como país. País experto en guerras civiles...
El Juli hizo una gran faena a este tercer toro. La primera parte se basó en un toreo lineal y largo, para llevar al toro hacia delante. Y de mitad de faena en adelante, surgió un toreo de gran hondura. Un toreo macizo y arrebujado, con que impidió que el toro se saliese suelto. A base de poner la muleta en la cara, el toro no tuvo más remedio que embestir y embestir. Esa es la pureza: llevar al toro muy largo y muy por abajo. Y no esas teorías de taberna de una charpa de ignorantes.
El Juli consiguió hacer callar a quienes lo atacaban y poner la plaza a su favor, cosa dificilísima en Madrid. Hay que tener mucho temple personal para no dejarse intimidar por ese ambiente. Pero con la espada, llegó el desastre. El Juli nunca ha sido un estoqueador depurado. Se perfila muy lejos, ataca muy rápido y pega un salto. Pero ahora, además, no lo ve claro con el estoque y cuartea en la suerte. La consecuencia: espadazo chalequero y haciendo guardia que arruinó el triunfo y le privó de la oreja, dando aire a sus reventadores.
En el sexto volvió a estar muy bien. Templadísimo en un quite a la verónica y profundísimo en una extraordinaria serie con la mano derecha. Tan profundo, que acabó con la embestida de un toro de poca raza. Digan lo que digan los “entendidos”, El Juli es de los toreros que ha tenido una mejor actuación en el abono isidril.
Y vayamos con el resto de la corrida. Corrida de Victoriano del Río muy desigual, con algunos toros muy chicos. Se nota que Don Victoriano lidia este año en Pamplona y en Bilbao y tiene muchos santos que vestir. Segundo y tercero por debajo del mínimo exigible en Madrid. Aparte de una empresa rácana que no paga bien los toros, se nota también que muchos ganaderos se resienten por la crisis y la carestía de piensos y forrajes. Los toros están comiendo muy poco pienso y se nota en la presentación.
En cuanto al juego, sin ser un dechado ni de casta ni de bravura, y estando muy debajo del nivel al que nos tiene acostumbrados últimamente Don Victoriano, casi toda la corrida se dejó torear. Lo que ocurrió es que Juan Mora y Morante estuvieron como estuvieron...
El primero se defendía y no se dejó picar. Llegó a la muleta con fuerza y sin estar sometido. Desbordó a Mora por el pitón izquierdo y, después de darle dos series con la mano derecha, mostrando al público las posibilidades del toro, cogió la espada. El toro no estaba definido porque no estaba podido, pero en otras manos podría haber sido un toro de los que rompen a embestir.
El cuarto derribó espectacularmente a Antonio Prieto, pero después el picador le dio un gran puyazo. El toro llegó a la muleta punteando un poco y sin terminar de humillar, pero pronto y alegre. Otro toro con posibilidades. Juan Mora lo sacó garboso a los medios, pero luego fue incapaz de torearlo en redondo. La gloria de Juan Mora sería hacer toda la faena a base de trincherazos y pases del desdén. Pero hay que torear en redondo, y en el toreo fundamental, Mora falla estrepitosamente. Aburrido por el destoreo, el toro se fue a las tablas, y ahí terminó la faena. Estocada al encuentro, unos golpes de verduguillo y sensación general de que Mora tuvo un lote para haber estado muchísimo mejor.
Ya nadie discute el mal momento de Morante. Está para sopitas y buen vino. Su primero fue un torito ideal para él. Justísimo de trapío y de gran clase y suavidad. Un juguete ideal para Morante. El de la Puebla dio tres series deslabazadas y sin acople y, rápido, se fue por la espada. El año pasado a un toro así le hubiera armado el lío: con solo veinte muletazos hubiera puesto la plaza boca abajo. Pero parece que ahora tiene la cabeza en otra parte.
Con el quinto también mal. Un toro mansito, como todos sus hermanos, y que, como todos sus hermanos, salía de la suerte distraído. Pero, como todos sus hermanos también, noble y facilón. Morante no hizo nada con él: una mirada del toro y un desarme le hicieron tirar por la calle de en medio. Lo único bueno de Morante fue el capote: lanceó muy bien a la verónica a su primer toro, e hizo un quite por chicuelinas precioso al segundo toro de Juan Mora. Y esto es lo que dio de sí la Beneficencia 2011.
Un último comentario. Toda la vida el día de la Beneficencia se adornaba la plaza de manera especial y el servicio de divisas y banderillas era de gala. Este año no: ni había adornos especiales ni se ha banderilleado con banderillas de gala. Banderillas y divisas corrientes, como las de todos los días. Muy mal hecho. Estos detalles deberían cuidarse, como se hace en Sevilla y en Bilbao, plazas donde la tradición se observa fielmente, y da gusto ver toros. Pero, pensándolo bien, para qué... Muchas veces la plaza de Madrid es la plaza de tercera más paleta del mundo. Ayer sin ir más lejos.

martes, 7 de junio de 2011

¡VAYA VERANITO NOS ESPERA!

Primera del aniversario en Las Ventas. Martes, 7 de Junio de 2011

(He de pedir perdón a mis lectores: Cuando ayer publiqué este comentario, deslicé un error. En lugar de calificar de "intolerable" el comportamiento de las figuras con respecto a la Feria del Toro, quedó como tolerable, lo que desvirtuaba totalmente el sentido de la frase. Vuelvo a publicarlo debidamente corregido. Domingo Delgado de la Cámara)



Teniendo en cuenta que el cartel de ayer era de nulo interés, que empezaba la feria del Aniversario y el chantaje del abono cautivo no funcionaba; teniendo en cuenta, también, lo lluvioso e invernizo de la tarde, acudió muchísima gente a la corrida. Que se cubrieran hasta las dos terceras partes del aforo venteño para ver un festejo como el de ayer, tiene su mérito. El mérito es de los aficionados, naturalmente. A ver si el año que viene se dejan de experimentos y paparruchas, y eliminan esta absurda feria del Aniversario. Con 25 días buenos en San Isidro, la Feria de Otoño y una temporada dominical interesante, hay sufuciente. Lo demás son inventos y ganas de sacar chuletas del pescuezo.
La corrida de Los Bayones fue blanda, chica y de poco juego. Con una excepción: la del buen tercero, un toro bravo y de calidad. Tejela estuvo mucho más templado de lo que en él es habitual. Desde que se abrió de capa, hizo las cosas despacio y midió bien la faena, tanto en la duración de las series como en la duración total de la misma. Y sin embargo, se le fue el toro. Esta vez técnicamente estuvo bien, pero estéticamente no da más de sí. Es un problema de calidad. Con el toro de ayer Tejela reveló su techo, que es bastante bajo. Un toreo insípido y sin inspiración que se olvida en cuanto termina la corrida. Además lo mató muy mal: dos metisacas horrorosos y un bajonazo espantoso. Tan buen colaborador no se merecía una muerte tan draconiana.
El primero de la tarde embistió bien al capote y a la primera serie con la muleta. Después se paró completamente. Y Rafaelillo es un torero de rapidez y regates. Cuando se para un toro no sabe qué hacer, porque hay que esperar y tragar. “El miedo va a buscar”, dijo Belmonte hace ya muchos años. Y el segundo de la tarde embistió sin clase ni repetición. Por allí anduvo Urdiales intentando sacar algún muletazo con sabor. Y alguno sacó.
La segunda parte de la corrida no tuvo historia ninguna. Tanto el cuarto de los Bayones como los dos sobreros de Valdefresno fueron inválidos totales. No merece la pena el menor comentario al respecto. Así que cambiemos de tema.
Salvo los de Bilbao, ya se conocen los carteles de las principales ferias del verano, y son horrorosos. En Valencia solo se salva la corrida de Ponce, El Juli y Manzanares, único cartel rematado de todo el verano. Porque la gala de reaparición del astro de Galapagar es un asco: el divo con dos toreros baratos y no competitivos, de los que no hacen sombra.
Tomás Entero ha puesto Vitoria casi al nivel de una portátil. Y concretamente, el cartel de los Victorinos resulta vomitivo. Cartel que casi se repite en Santander, Feria que ha optado por una colección de corridas baratas, copadas por segundones y en la que no hay ni siquiera un cartel rematado... Aquellas ferias en las que todas las figuras repetían dos tardes y toreaban juntas, han pasado a la historia. La mentalidad del empresario actual es hacer caja con el chantaje del abono obligatorio, mientras se ofrecen carteles con los toreros del montón y las entradas a precio de jamón de pata negra.
Pero no pierdan ustedes de vista a las figuras, porque también son impresentables. Entre todos se están cargando la fiesta. El papelón que han hecho las figuras en Pamplona no tiene nombre. Resulta intolerable. Y en Pamplona el problema no es el dinero. Es el toro. No quieren ver un toro serio y en puntas ni en pintura.
La única figura que da la cara y asume sus responsabilidades y obligaciones, es el Juli, presente dos tardes en San Fermín. Las otras figuras, Ponce, José Tomás, Morante, Manzanares y Talavante..., han demostrado muy poca vergüenza torera. Tomamos buena nota. De ser yo la Casa de Misericordia, el año que viene anunciaría solo corridas durísimas. ¿De qué sirve anunciar ganaderías buenas si luego casi nadie está dispuesto a ir a torearlas?.
Esperemos que Bilbao anuncie unos carteles que rompan esta tendencia tan a la baja y nos hagan recobrar el optimismo. Porque... ¡vaya veranito que nos espera!

domingo, 5 de junio de 2011

PABLO HERMOSO DE MENDOZA Y LOS DEMÁS

Corrida de Rejones. Las Ventas, Domingo 5 de Junio de 2011


Pablo Hermoso es el maestro indiscutible, el que ha hecho del rejoneo un arte taurino y no un arte ecuestre. Pablo Hermoso de Mendoza parte en dos la historia del toreo a caballo: antes y después de él. Y todos los rejoneadores del presente siguen su estela. Los hay muy jóvenes y muy ambiciosos, pero ninguno tiene ni el talento ni la maestría del navarro. Ayer volvió a dar dos lecciones magistrales.
Le tocó en primer lugar el peor toro de una excelente corrida de Los Espartales. Un toro manso, sin clase, que se frenaba en los embroques. El maestro lo cuajó a base de temple y de dejarle llegar mucho. Hubo alguna pasada por dentro de Silveti de gran exposición. Rejonazo y una oreja. En realidad mereció las dos.
Como también mereció las dos en su faena al cuarto, si no la hubiera emborronado con la hoja de peral. Era un toro noble y suave, y lo toreó con gran dulzura y templanza. Con el caballo Ícaro rozó lo sublime, dejando llegar al toro y clavando en el estribo, con la misma ligazón que en una serie de naturales. Magistral. Y él, que es tan seguro en la suerte suprema, esta vez necesitó seis intentos para acabar con el toro. ¡Lástima!. Saludó desde el tercio tras una lidia soberbia.
Andy Cartagena combina muy bien el sentido de la lidia, el buen toreo y la espectacularidad. Así lo demostró con su primero, un toro con mucha querencia a tablas, al que lidió muy bien encelándolo y metiéndose muy cerca. Perdió la oreja por un rejonazo demasiado bajo. En el quinto llegó menos a los tendidos por la sosería del toro, muy noble, pero excesivamente soso. Además acababa de desatarse una tormenta, y el público huía a la desbandada.
El tercero de la tarde, llamado Julián, tuvo esa calidad que tanto se ha cantado en los Urquijo. Fue un toro bravo y con esa clase y ese galope tan típicas de este encaste. Un toro para marcar diferencias con respecto a los alternantes. Pero Leonardo Hernández no las marcó. Mucho mejor en lo accesorio que en lo fundamental, salvo en un quiebro, desplazó mucho al toro y clavó muy lejos. En el sexto, también bueno, la lidia fue mucho mejor: más torero, más templado y clavando con más ajuste. Perdió la oreja por descordar al toro. Este sexto lo vimos muy pocos porque casi todos habían abandonado el escaño por el aguacero que estaba cayendo.
Y cambiando de tema: ya han salido los carteles de Pamplona. Quiero felicitar al Juli porque comparece dos tardes en la Feria del Toro. El Juli es la única figura responsable y consciente de sus obligaciones. Por eso lo respeto y lo admiro tanto. Las otras figuras, tanto las de siempre como las emergentes, se han escurrido de Pamplona. Unos cagamandurrias..., pero ya hablaremos despacio del asunto.

jueves, 2 de junio de 2011

BILBAO TIENE UN TORERO

Última de San Isidro en Las Ventas: 2 de Junio de 2011

Ahora mismo el ganadero con más cartel en Madrid es Fernando Cuadri. Primero porque presenta corridones de toros. Y, en segundo lugar, porque Cuadri cumple lo que promete. ¿No queríais toros duros?. Pues ahí los teneis: más duros que el pedernal.
La corrida tuvo la emoción del toro que vende muy cara su vida. Pero brava, lo que se dice brava, no fue. Todos los toros mansearon en algún momento en el caballo, y en la muleta hubo de todo: dos toros imposibles por resabiados y peligrosos, el primero y el cuarto; tres toros difíciles con distintos grados de dificultad, el segundo, el tercero y el sexto. Y un toro bueno, el quinto. Hubo material para tener toda la tarde intrigado al personal, y quienes se pusieron delante envejecieron varios años.
El Fundi se llevó un lote con más guasa que Rubalcaba. El primero era un tren de 618 kilos, con un instinto diabólico. En el momento en que el Fundi se hubiese quedado quieto, lo hubiera asesinado. Y el cuarto estaba más parado que el primero, pero también cazaba moscas. El de Fuenlabrada hizo lo único que se podía hacer: quitárselos de en medio.
A Alberto Aguilar los Cuadri le vinieron muy grandes. La lidia del castaño tuvo tomate. En el primer puyazo derriba; en el segundo mete los riñones, pero se sale suelto; y en el tercero cantó la gallina. El segundo tercio fue un galimatías de capotazos, apretones hacia adentro y banderilleros a la deriva. Llegó a la muleta diciendo toreritos a mí, que los arrollo. Alberto Aguilar se puso al hilo, aguantó varios envites de mala manera, y el toro lo cogió. El muchacho se vino abajo y ya solo fue capaz de matarlo de media estocada.
Los Cuadri son unos toros muy difíciles de torear con el capote. En banderillas cortan que es un primor, y con la muleta no admiten nada mal hecho. Hay que estar muy bien colocado, muy cruzado y con el engaño muy por delante. En cuanto ven que el torero está al hilo del pitón o con la muleta retrasada, se lo comen, se vencen con mucho sentido. Si Aguilar se hubiera colocado más cruzado, hubiese robado pases y a lo mejor hubiera podido con el famoso castaño. Pero al hilo del pitón, el castaño lo pudo a él.
El sexto era intratable por el pitón izquierdo, y por el derecho embestía muy brusco y con la cara por las nubes. La receta era cruzarse mucho y robar los pases de uno en uno. Pero Aguilar se puso otra vez al hilo del pitón, sin decidirse a dar el paso definitivo. Con la espada mitin, porque el toro lo esperó siempre con la gaita arriba. El pequeño crédito que había conseguido Aguilar con las corridas duras, se ha puesto en entredicho. Pero eso sí: hay que tenerlos muy bien puestos para echar un órdago a un toro como el castaño.
Iván Fandiño se queda quieto y pone la muleta plana a todos los toros, al bueno, al regular y al malo también. Es un torero muy valiente que, además, torea muy estupendamente. Estuvo soberbio con su primero, y ¡ojo con el toro!, que tenía mucho que torear. Por el pitón derecho embestía con todo y a lo bruto, y por el izquierdo se vencía y tenía sentido. Pero Fandiño mostró con él la misma tranquilidad y la misma firmeza que con una becerra de tentadero. Sin probaturas, empezó con la mano derecha dando tres series llenas de firmeza, mando y profundidad. Y con la mano izquierda, aun tuvo más mérito, porque por ese pitón se metía y siempre quiso coger, y lo toreó igual de bien. Se impuso por su valor y por una muleta que siempre fue al hocico del toro. Conseguir ligar pases por ese pitón izquierdo, roza lo milagroso.
Y es que Fandiño tiene tanto valor que está empezando a poder a cualquier tipo de toro. Los achanta, los asusta e impone su ley. Estoconazo entrando muy derecho y... la gente no pidió la oreja. A la plaza de Madrid no hay quien la entienda: no se enteró de una de las faenas más importantes de la feria y, después de haber pedido orejas de sonrojo, para Iván no la pidieron. Quienes sí la pidieron fueron los del Siete, y es que a veces se enteran de lo que pasa. A veces. Vuelta al ruedo clamorosa. Clamorosa, porque entonces fue cuando el público se enteró de lo que acababa de suceder.
El quinto fue el único toro bueno de la corrida y era precioso además. En el caballo no fue gran cosa. Acudió pronto, pero luego se salió sueltecillo. Fue pronto en banderillas, y llegó a la muleta alegre y con clase. Iván, después de haberlo toreado bien con el capote, empezó la faena con tres series con la diestra, templadas, toreras y dando sitio al toro, porque estaba viendo que iba a durar muy poquito. No por un problema de raza, sino porque el toro estaba justo de fuerza. Cuando se echó la muleta a la zurda, la faena bajó de nivel porque el toro empezó a puntear y salir con la cara alta. Después de dos series con la izquierda enganchadas, remontó otra vez la faena con la mano derecha y con unas ceñidísimas mondeñinas. Fue muy derecho a matar, pero la estocada quedó trasera porque el toro lo esperaba con la cara alta, sin dejarlo pasar. Se atracó de toro, y ahora sí: una oreja.
Hacía muchos años que Bilbao no tenía un torero. La tríada esencial de la tauromaquia vizcaína, Cocherito, Fortuna y Agüero, tuvieron sus días de gloria mucho antes de la Guerra Civil. Después de la Guerra el único torero interesante fue Rafael Chacarte, un buen torero que tuvo la mala suerte de tomar la alternativa al mismo tiempo que Puerta, Camino, El Viti y El Cordobés. Fueron años muy difíciles para colocarse en primera fila... Pues bien: después de cincuenta años, Bilbao tiene un torero del que sentirse orgulloso. Iván Fandiño es tan valiente y mata tan bien como Fortuna o Agüero. Pero además torea con gran hondura y gran pureza. Ahora que Bilbao está viviendo una auténtica primavera taurina, ahora que Vista Alegre ha recuperado todo el prestigio como la gran feria del Norte, precisamente ahora, y no por casualidad, Bilbao tiene un torero.

miércoles, 1 de junio de 2011

POR FIN SALIÓ EL BOMBERO

Feria de San Isidro de Madrid: 1 de Junio de 2011



El sobrero llamado “Bombero”, jabonero claro, de cinco años y medio y de 593 kilos de peso, por fin se lidió ayer. Ha estado anunciado como segundo sobrero prácticamente desde primer día de la feria. Pero se iba salvando de la quema. Cuando las cuadrillas lo veían en los corrales, cruzaban los dedos para que no saliese. Tenía esa plaza imponente del toro vazqueño... Y ¿de quién es?, preguntaban. De Aurelio Hernando. Y ¿eso qué es?. Uno de los escasos reductos veragüeños que quedan por ahí.
Pues bien, ayer salió. Como estaba muy corraleado, hasta tres veces volvió grupas y se metió al toril, y en varas fue muy manso y huidizo. Armó una buena, derribando y limpiando la plaza de toreros. Sin embargo, en el último tercio no se comió a nadie. No tuvo clase ninguna, pero fue noble y dejó estar. Y David Mora estuvo tan valiente y entregado como siempre, pero lo atacó mucho y el toro se vino abajo.
Con el que de verdad estuvo bien David Mora fue con el tercero. Una res topona y que embestía a cabezazos. A pesar del vendaval, Mora se quedó muy quieto y asentado. Soportó todos los cabezazos y las frenadas que hubo que aguantar. Y dejó claro que de valor está bien. Y está en plena evolución técnica. Valiente fue siempre, y siempre tuvo empaque, pero citaba con los engaños muy retrasados por el poco oficio. Pero ahora ya echa los engaños adelante y, con su valor y buen estilo, es un torero que tiene que crecer.
También tiene que crecer Salvador Cortés. Reconozco que ayer estuvo desastroso. Yo no sé qué le pasa en Madrid. Debe ser la plaza, que le impone. Porque en Sevilla y en Pamplona siempre está bien. Es un torero de muletazo largo y macizo, aún no conocido en Las Ventas. Su primero fue un sobrero de Carmen Segovia muy manso y que llegó a la muleta muy parado. No había nada qué hacer. Lo mejor de la lidia de este segundo fueron los pares de banderillas de Juan José Domínguez y Pedro Mariscal, metiendo los palos valientes, a pesar de los tremendos cabezazos del toro. Lo malo vino en el quinto. Un toro feísimo de Palha que, sin clase ninguna, se tragaba los muletazos por el pitón izquierdo. Cortés, visiblemente nervioso, dio un recital de mantazos, con más enganchones que muletazos limpios.
No debemos olvidar que todas las lidias de ayer se vieron muy negativamente influídas por el fuerte viento reinante. La disyuntiva era peliaguda: en las tablas al abrigo del viento, los toros se defendían a favor de la querencia. Y, si para evitar las querencias, se lidiaba en los medios, había que soportar un vendaval que hacía flamear el engaño. Vamos, que cualquier solución era mala.
Quien tuvo más suerte fue Luis Bolívar. Su primero, aunque no humillaba demasiado, embestía templado, largo y con clase. Era un toro de triunfo claro. Bolívar se echó el toro tan fuera que no hubo ligazón ninguna. Solo en una serie con la derecha, al final de la faena, se arrebujó con el toro. El cuarto tuvo mucho que torear. Embestía rápido y sin entrega. Bolívar, prudentemente, guardó siempre las distancias sin quedarse quieto. A los buenos no los cuaja y con los malos no se impone. Y ya son muchos años rondando el chozo.
Y ahora, bronca a la ganadería de Palha. La corrida fue una escalera impresentable con varios toros de bochorno. Y no es la primera vez que presenta así de mal. Ya son varias. Mire usted: si no tiene toros serios para Madrid, se queda un año sin venir y no pasa nada. El primero era estrecho y feo. El segundo y el sexto (precisamente los que se devolvieron) eran bonitos pero muy terciados para Madrid. El tercero, un becerro impresentable, y el quinto un avileño tan alto como feo, basto y cornicorto, de nulo trapío. Solo se salvó el cuarto, de aceptable presencia. Y el juego de la corrida, en general, muy decepcionante por descastado, como he dicho al comentar la labor de los toreros.
Por supuesto, la empresa también es responsable de tan mala presentación. Cuando Don Manuel Martínez Flamarique, Chopera, era empresario de Madrid, iba varias veces al campo a ver todas las corridas que iban a lidiarse. Los actuales responsable de la empresa dejan esta labor en manos de intermediarios monipodios. Y así nos luce el pelo. La holgazanería de esta empresa es evidente y su tacañería, también. Todo el mundo sabe donde están los toros serios, donde van a ser lidiados y el dinero que cuestan...
Y ¿la Autoridad?. Ni está ni se la espera.
Los petardos que están dando las ganaderías toristas en San Isidro están siendo sonados. Y es que el problema del toro torista es que casi siempre decepciona por su mansedumbre y escasa raza, mientras que el toro torerista cumple con el objetivo previsto: el de dar triunfos al torero. Es tristísimo reconocer que las ganaderías toristas se encuentran en un pésimo momento y dejan mucho que desear. Es de justicia reconocerlo, al igual que flagelamos a las ganaderías toreristas cuando se caen. A ver si los Cuadri de hoy nos redimen de tanto lamento.
En resumen: que la corrida fue un tostón. El único que lo pasó bien fue un abuelo de la grada del ocho que se puso morado metiendo mano a dos guiris patilargas y rubicundas. Se llevó la ovación de la tarde. Una ovación “ostentórea”.

COLABORACIONES AMIGAS

EL CID HA MUERTO, ¡VIVA EL CID!

Por Fernando José Sánchez Vindel

Estas palabras pretenden ser una elegía. Elegía a un extraordinario y grandioso torero que se ha extinguido de tanto romperse toreando con el alma. Una estrella apagada que un día iluminó con toda su fuerza el terrible planeta de los toros. No voy a detenerme en estadísticas, pues ni valgo para ello ni el Cid lo merecería. Manuel Jesús ha sido puro sentimiento, el quejío sabio de la fragua que abrasa las gargantas en los bordes candentes de la madrugada. "Estirpe de la gracia saetera".
Hay una Sevilla que ríe y una Sevilla que aguarda, silenciosa, los luminosos rincones de la noche para decir, a gritos templados, las verdades eternas. El Cid siempre ha dado, en sus grandes tardes, un recital de expresión herida, un canto y un cante, pensado sólo para los cabales que pueden y quieren escucharlo, desnudo, verdadero y sabio. Nunca ha sabido el sevillano adornar su mensaje, su sosegado y herido lamento. Caminó siempre por los palos fundamentales del toreo: la verónica, el derechazo y el natural. La toná, la soleá y la seguiriya. ¿Para qué más? Con esas armas atravesaba el duende su desgarbado cuerpo para mordernos dulcemente el corazón.
Un sentimiento, además, ha caracterizado la carrera del diestro de Salteras: la empatía. Todos hemos sido el Cid cada vez que ha llorado tras perder la merecida gloria con la espada. Igual que todos hemos sido el Cid cuando, tras echar fuera de sí toda su alma, nos partíamos las camisas. Analicémoslo un poco desde el punto de vista taurino:
Con el capote casi nunca ha sido un virtuoso, pero su capa de grandes dimensiones, templada y mandona, ha servido para enseñar a sus toros el camino y la forma de seguirlo. La mano derecha ha logrado, con un ligero codilleo acompañado de la cintura, un muletazo sabroso, de gracia castellana. Pero con lo que ha marcado la diferencia el Cid ha sido con su templada, enclasada, profunda y poderosa mano izquierda. Manuel ha dado los naturales más largos de la historia del toreo, extendiendo su largo brazo, su muñeca, sus dedos, sus falanges... Todo ello acompañado del cuerpo, relajado, entregado, sobrecogido.
Hay quien piensa que el Cid ha sido un torero de corridas duras. Pero el sevillano no se ha caracterizado por su poder, sino por su pureza. Lo que ocurre es que entendía como nadie al toro de Victorino, y tenía un tremendo valor para darles esos toques sutiles que esos animales necesitan. Pero, por lo demás, con el toro duro y malo ha sido muy torpe para taparse. También hay quien piensa que el Cid es sólo torero de victorinos. Tampoco es cierto. Y si no, ahí quedan sus faenas de rabo en Madrid a un toro de Alcurrucén y a otro del Pilar. El Cid es el torero que más faenas de Puerta Grande ha realizado en Las Ventas en la última década. Conquistó La Maestranza, algo nada fácil para un torero recio como él; y se consagró definitivamente una tarde de agosto en Bilbao, saliendo a hombros con seis victorinos. Esa tarde resume a la perfección la carrera del diestro de Salteras.
En una plaza, la de Bilbao, que no le había visto triunfar, donde no tenía excesivo cartel y llena de un público educado, pero neófito en el arte del toreo, el Cid, sin un sólo gesto para la galería, desgranó su toreo como un suave sirimi, y “el verso cae al alma como al pasto el rocío". Fue penetrando, convenciendo, hipnotizando a la plaza de Bilbao, hasta que estalló de locura y placer cuando el duro presidente, Matías González, sacó sus dos pañuelos a la vez, otrogándole las dos orejas del quinto de la tarde. En aquel esfuerzo sobrehumano se acabó la gasolina del Cid...
Mientras era paseado a hombros, una tenue luz crepuscular, melancólica, lo fue envolviendo. Después llegó el sufrimiento propio y de sus seguidores, que veíamos cómo el sevillano apenas era una sombra de lo que había sido. La enfermedad y muerte de su padre parecía explicarlo, pero este año ya se ha demostrado que el Cid exultante y poderoso, que todos admirabamos un día, ha muerto para siempre, que su estrella ya no ilumina como un sol incandescente el terrible planeta de los toros. Ya sé que, como le corresponde, el Cid ganará batallas después de muerto, pero yo quiero aquí y ahora rendirle mi último homenaje, el adiós de los marineros, la más hermosa de las elegías. El Cid ha muerto. ¡Viva el Cid!.

“Un trágico quijote desgarbado
estirpe de la gracia saetera,
con su zurda muleta por bandera
a cárdenos molinos enfrentado,
arcángel por el temple bautizado
en la llama fugaz de una quimera.
El cáliz de pasión de su montera
anida un corazón enamorado.
Junco andaluz, flamenco y sevillano.
Flor de jazmín, estrellas y corales.
Del embrujo, torero soberano.
El paso de piedad de los cabales
que rozan paraísos con la mano,
cuando torea el Cid por naturales.".