lunes, 22 de agosto de 2011

Semana Grande de Bilbao: 22 de Agosto de 2011

CARTEL ISIDRIL
Domingo Delgado de la Cámara


La corrida de ayer de Bilbao parecía una corrida de San Isidro. Esto no es halago. Es una crítica. Era el típico cartel mediocre propio de la feria más larga y aburrida del mundo, cartel impropio de las Corridas Generales de Bilbao, donde siempre se ha tenido a gala anunciar los mejores carteles. Hasta hace poco el cartel del lunes siempre era una corrida de lujo. Pero ya llevamos unos años en que el cartel de este día flojea. Es una pena.
El año que viene se cumplen los cincuenta años de esta plaza de toros de Vista Alegre. Esperamos que la programación de las Corridas Generales del año que viene sea completamente redonda, a la altura de la efemérides. Es cierto que este año Ponce, El Juli y Manzanares vienen dos tardes, pero también es cierto que hay muchos toreros de relleno en el abono, compromisos de la Casa Chopera que no deberían estar incluidos en la Feria. ¿Por qué viene, por ejemplo, Matías Tejela?. Creo que por el “cambio de cromos” que por Leandro negocian los Chopera. Este tipo de amaños no debería consentirlos la Junta.
Así pues, el de ayer era un cartel muy mediocre. Y bastante público había: algo más de media plaza. Enfrente de tan mediocre cartel una corrida de Fuente Ymbro, que no fue de las mejores de esta ganadería, pero que tuvo al menos tres toros aprovechables, que no se aprovecharon.
Salió en primer lugar un toro con un gran pitón derecho, que cayó en manos de Diego Urdiales. Diego Urdiales conoce el oficio y sabe torear, pero su problema es el valor, cualidad de la que está muy escaso. Por eso no echa las muletas adelante ni baja la mano... Por eso los toros buenos se le escapan. Su toreo es más de acompañamiento que de mando, y el toreo de acompañamiento resulta al final pura bisutería. La auténtica joyería está en el toreo que manda en la embestida de los toros.
A este primer toro, que tenía un gran pitón derecho, Urdiales le dio un par de series airosas, más acompañando que mandando. La faena se terminó cuando se echó la muleta a la izquierda y sufrió una espectacular voltereta: por ese pitón el toro no era como por el derecho, y a partir de ahí se terminó la faena. El toro se puso complicado y Urdiales no estuvo dispuesto a sufrir otro volteretón.
Quedó en la plaza la sensación de toro malgastado, pues, mientras embistió, el toro fue sensacional por el pitón derecho. Aunque las series no estuvieron mal, carecieron de mando y hondura.
El cuarto fue un toro francamente difícil por su mansedumbre, cantada en los varilargueros, y por su aspereza. Daba muchísimos cabezazos mientras huía hacia las tablas. Urdiales estuvo mucho tiempo delante, pero en ningún momento lo sometió, así que no pudo con el toro. Diego Urdiales no termina de dar el paso adelante. A pesar de todo, en recuerdo a lo bien que estuvo con un Victorino hace dos años en esta plaza, el público lo trató con cariño.
Lo de Matías Tejela es ya un imposible. Es imposible torear bien cogiendo la muleta como si fuera un azadón. La muleta se coge con las yemas de los dedos, siendo así la prolongación de la mano. Si se coge la muleta como quien coge un azadón, la muñeca no tiene juego y el toreo sale burdo, rápido y sin mando. La tarde de Matías Tejela fue muy espesa. Su primero fue un toro sin calidad y que se salía por fuera, pero era toreable. La faena fue una sucesión de mantazos y muletazos rapidísimos.
El sexto fue un toro que me gustó mucho. Estoy seguro de que las fuerzas vivas del taurinismo dirán que tuvo genio y movilidad engañosa. Pero en mi opinión fue un toro muy bravo. Bravura que demostró en el caballo: el toro apretó de veras en dos puyazos muy traseros en que le dieron sin piedad. Y en el último tercio tuvo mucho temperamento. El toro no era fácil porque tenía casta, que exige hacer las cosas bien y no admite errores. Pero cuando iba tapado en la muleta, obedecía y embestía bien. Pero Tejela estuvo garrafal, siempre fuera de cacho, siempre con la muleta retrasada, siempre con la muleta a media altura. Precisamente lo que hace que el toro encastado se crezca y arrolle. La receta para este toro era exactamente la contraria: muy cruzado, la muleta muy por delante y sometiendo al toro por abajo. Tejela volvió a demostrar que es un torero prescindible.
Por capacidad y técnica, el mejor torero de la terna era César Jiménez. Pero lo vi muy mermado debido, sin duda, a la cornada de Málaga. Es cierto que tuvo un lote sin opciones: dos toros muy parados que se defendieron mucho. Pero César Jiménez no tuvo una tarde acertada. Lo mejor quizá fueron dos series a su paradísimo segundo, cuando echó la muleta al hocico del animal. El quinto tuvo más genio, derrotó más, y con él Jiménez estuvo precavido y desconfiado, francamente mal. Y con la espada pésimo: un bajonazo a su primero, y un pinchazo y verduguillo a su segundo.
La Feria de Bilbao es una Feria de gran categoría, pero a veces sorprende el candor del público y su ingenuidad taurina. La ovación que se dedicó al picador del sexto toro, después de haberle propinado dos puyazos traserísimos, fue incomprensible. No se puede picar peor a un toro tan bravo, y encima el picador agradeciendo los aplausos... Y tampoco estuvieron nada acertados los de a pie: malas lidias llenas de capotazos innecesarios. Nadie dijo ni pío. En otro sitio que yo me sé, los matadores, picadores y banderilleros de ayer hubieran oído más que palabras.

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