Corrida de Rejones. Las Ventas, Domingo 5 de Junio de 2011
Pablo Hermoso es el maestro indiscutible, el que ha hecho del rejoneo un arte taurino y no un arte ecuestre. Pablo Hermoso de Mendoza parte en dos la historia del toreo a caballo: antes y después de él. Y todos los rejoneadores del presente siguen su estela. Los hay muy jóvenes y muy ambiciosos, pero ninguno tiene ni el talento ni la maestría del navarro. Ayer volvió a dar dos lecciones magistrales.
Le tocó en primer lugar el peor toro de una excelente corrida de Los Espartales. Un toro manso, sin clase, que se frenaba en los embroques. El maestro lo cuajó a base de temple y de dejarle llegar mucho. Hubo alguna pasada por dentro de Silveti de gran exposición. Rejonazo y una oreja. En realidad mereció las dos.
Como también mereció las dos en su faena al cuarto, si no la hubiera emborronado con la hoja de peral. Era un toro noble y suave, y lo toreó con gran dulzura y templanza. Con el caballo Ícaro rozó lo sublime, dejando llegar al toro y clavando en el estribo, con la misma ligazón que en una serie de naturales. Magistral. Y él, que es tan seguro en la suerte suprema, esta vez necesitó seis intentos para acabar con el toro. ¡Lástima!. Saludó desde el tercio tras una lidia soberbia.
Andy Cartagena combina muy bien el sentido de la lidia, el buen toreo y la espectacularidad. Así lo demostró con su primero, un toro con mucha querencia a tablas, al que lidió muy bien encelándolo y metiéndose muy cerca. Perdió la oreja por un rejonazo demasiado bajo. En el quinto llegó menos a los tendidos por la sosería del toro, muy noble, pero excesivamente soso. Además acababa de desatarse una tormenta, y el público huía a la desbandada.
El tercero de la tarde, llamado Julián, tuvo esa calidad que tanto se ha cantado en los Urquijo. Fue un toro bravo y con esa clase y ese galope tan típicas de este encaste. Un toro para marcar diferencias con respecto a los alternantes. Pero Leonardo Hernández no las marcó. Mucho mejor en lo accesorio que en lo fundamental, salvo en un quiebro, desplazó mucho al toro y clavó muy lejos. En el sexto, también bueno, la lidia fue mucho mejor: más torero, más templado y clavando con más ajuste. Perdió la oreja por descordar al toro. Este sexto lo vimos muy pocos porque casi todos habían abandonado el escaño por el aguacero que estaba cayendo.
Y cambiando de tema: ya han salido los carteles de Pamplona. Quiero felicitar al Juli porque comparece dos tardes en la Feria del Toro. El Juli es la única figura responsable y consciente de sus obligaciones. Por eso lo respeto y lo admiro tanto. Las otras figuras, tanto las de siempre como las emergentes, se han escurrido de Pamplona. Unos cagamandurrias..., pero ya hablaremos despacio del asunto.
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