EL PLIEGO DE MADRID: MAS DE LO MISMO, PERO PEOR.
Domingo Delgado de la Cámara
Como sabían que el pliego no nos iba a gustar nada, lo han tenido guardadito en la nevera hasta después de las elecciones. Y una vez obtenido el tan ansiado triunfo electoral, se da a la afición una buena dosis de ricino para desayunar. Se trata de un pliego que vuelve a caer en los mismos errores que los dos anteriores. Con semejante porquería, no se van a solucionar los problemas de la plaza de Madrid, alguno de ellos gravísimo. Se van a enquistar aún mas.
Yo le diría a Esperanza Aguirre que la declaración de la Fiesta como bien de interés cultural se queda en pura retórica si después se elaboran pliegos tan nefastos como el que nos ocupa. Menos golpes de efecto y más trabajar por el día a día de la Fiesta. Teniendo en cuenta los delicadísimos momentos que últimamente vive la fiesta, era muy necesario un buen pliego para la plaza de Madrid, la primera del mundo. Y sin embargo, nos han obsequiado con este bodrio.
1.- El dinero. Bajar el canon mínimo a dos millones trescientos mil euros, no es más que un brindis al sol. Pues, al no poner límite por arriba, ¿de que sirve la rebaja? Otra vez estaremos ante una subasta encubierta. Lo lógico hubiera sido establecer un canon cerrado y de reducida cuantía, para poner el acento y la exigencia en la programación de las ferias y la temporada en general. No ha sido así, porque, aunque los políticos lo nieguen, lo único que les interesa es el dinero. La satisfacción del aficionado les trae al fresco. La Comunidad de Madrid sólo quiere dinero, lo más posible. Esta actitud contrasta con el apoyo que presta a deportes y espectáculos claramente minoritarios, sin el respaldo popular de los toros.
2-La empresa. Está claro que la plaza de Las Ventas no puede ponerse en manos de aventureros inexpertos. Tiene que haber un filtro. Pero el filtro que han puesto es a todas luces excesivo. Da la impresión que se ha establecido para eliminar de antemano a los competidores de los Choperitas, ya que estos son casi los únicos que han gestionado últimamente dos plazas de primera. Ojalá me equivoque, pero todo apunta a que van a renovar los donostiarras, cuyos mayores méritos han sido arrasar la temporada de verano y bajar el trapío del toro a veces hasta lo ridículo. Los responsables de la Comunidad de Madrid están muy satisfechos con ellos, porque pagan muy puntualmente el pastón de rigor. Pero los aficionados estamos hasta las narices de una empresa que ha abandonado la temporada y que ignora con soberbia las demandas del público pagano.
3-La temporada. Dado que a la Comunidad lo único que le interesa es la pasta, y la recibe religiosamente, no tiene fuerza para ponerse exigente con el empresario en la programación de la temporada. El nuevo pliego, de momento, suprime el mes de marzo y echa el cierre el día del Pilar. La idea es clara. Lo que se pretende es dejar reducida la temporada madrileña solamente a los festejos rentables. No se han atrevido –todavía- a terminar con el festejo de los domingos, pero la tendencia es esa. Es lo que quiere José Antonio Chopera, empresario de ferias, que nunca ha creído en las plazas de temporada. Poco a poco, se lo van poniendo más fácil... Nada se dice de las corridas de toros de los domingos, por lo que ya se ve venir otro verano completo de novilladas infumables. Y, por supuesto, habrá feria del Aniversario, al tiempo.
Menos mal que, en el cómputo final, no se ha reducido el número de festejos. Y está bien que por primera vez se inste a la empresa a la lidia de encastes minoritarios. Algo es algo... Y lo que es una jugarreta para la empresa es lo del día de La Comunidad y la Beneficencia: corridas organizadas por los políticos pero pagadas por la empresa. Inaudito.
Tampoco esta vez se han decidido a encarar con valentía el tema de los precios de las entradas. Suben todas un cinco por ciento. No se han atrevido a poner los tendidos bajos de sombra al mismo precio que Sevilla o Bilbao: esa sería la solución para hacer competitiva la plaza de Madrid. Una localidad muy baja de sombra en Madrid vale la mitad que en Valencia o Barcelona Esto es lo que descompensa la taquilla de la plaza, no lo barato de las localidades populares.
En definitiva, una chapuza pensada para llevárselo calentito. Y la temporada seguirá languideciendo hasta su muerte definitiva. Y todo se dará por bueno, si hay suerte y en San Isidro se ven dos o tres faenas entonadas. Para echarse a llorar.
Aunque Esperanza Aguirre, muy liberal ella, no quiera hablar del asunto, la solución de la plaza de Madrid pasa por una autogestión a la francesa o a la bilbaína: un gerente experto y un consejo de aficionados, no de políticos, fiscalizándolo. Olvidarse del dinero, ofrecer los mejores toros y los mejores toreros, reforzar la temporada. Si la plaza de Madrid abandona la temporada ¿de donde saldrán los toreros del futuro? De ninguna parte. Si queremos que la fiesta sobreviva, es fundamental la supervivencia de la única temporada que queda.
Como es natural, a la crítica taurina no le ha gustado el pliego. Sólo a Manolo Molés le ha gustado. Sospecho que parte interesada en el invento. Ahora mismo me sacudo la abulia que últimamente me invade, y la semana próxima hablaré del famoso canal de Molés, que está consiguiendo convertir en antitaurinos hasta a los aficionados de más entrega. El pliego, Molés, Quito...¡joder, qué calvario!
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