martes, 12 de junio de 2012

DESPUÉS DE UN MES DE TOROS. Domingo Delgado de la Cámara Del diez de Mayo al diez de Junio, hemos tenido en Madrid un mes completo de toros. Entre la Feria de San Isidro primero, y la del Arte y la Cultura (¡qué nombre más cursi y más pedante, por Dios!) después, nos han tenido ocupados durante todo un mes. Por todas partes se oye que esta ha sido la Feria de San Isidro peor de toda la Historia. No es cierto: los sanisidros de 2.008 y 2.010 no tuvieron nada que envidiar en podredumbre a esta última edición. Por lo que esta última Feria ha venido a confirmar una tendencia decadente que viene de lejos. La última isidrada realmente brillante fue la de 1.996, la de Joselito y Ponce, y de aquello hace ya la friolera de dieciséis años. Sí que es cierto que en la semana del Arte y la Cultura las cosas se han dado mejor. Es cierto también que, si las espadas de Castella, Perera y Gómez del Pilar hubieran sido certeras, se hubieran cortado algunas orejas más y el descontento no hubiera sido tan acentuado. Pero esto no tapa una feria lamentable, en que la gente ha salido aburrida y disgustada, una tarde sí y otra también. Desde hace ya años ver la Feria de San Isidro se está convirtiendo casi en un suplicio, en una práctica masoquista. Este año hemos tenido un episodio más de esta anual bajada a los infiernos. No voy entrar en un pormenorizado análisis del juego de toros y toreros. De eso se han ocupado y se ocuparán muchos medios especializados. Lo que quiero con este artículo es hacer un comentario de los por qués, de las causas de esta lamentable isidrada. 1.- La engañifa de los actos culturales. Ha querido la empresa tapar una feria de carteles mediocres y el abandono de la temporada, con la engañifa de los actos culturales. Montó una carpa en los alrededores del coso; la inauguró a bombo y platillo y quiso vendernos el invento como si hubiera descubierto la pólvora. Nadie ha picado. Lo que la afición quiere es que la empresa se deje de monsergas y organice corridas como Dios manda, con buenos toros, con buenos toreros. La carpa parece haber sido un fracaso, entre otras cosas, porque en una fiesta popular como esta nuestra, tiene mal encaje un garito de tintes snobs y pijos. Esta crítica no va solamente para la empresa. También se dirige al Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid, muy propenso a organizar de actos pretendidamente culturales mientras descuida su labor principal: la de fiscalizar a la empresa y exigirle que cumpla escrupulosamente con sus obligaciones. Para el año que viene, que se dejen de tonterías y monten una Feria con los mejores toros y los mejores toreros. Claro que eso cuesta bastante más dinero que una carpa de plástico y tubo donde tomar una copa vale un ojo de la cara. 2.- La corrida basura. La feria ha estado llena de corridas basura. Que ¿qué es una corrida basura? Pues aquella que no despierta el menor interés ni por los toros ni por los toreros. Las corridas de figuras interesan a todo el mundo, incluso a los que van a protestar. Las corridas con ganadería dura, tienen también una clientela muy fiel y muy nutrida. Esas dos clases de corridas son en las que debería basarse un San Isidro. Sin embargo, sólo ha habido un par de carteles rematados y cinco ganaderías toristas. Por el contrario, ha habido casi una veintena de corridas basura, carentes de interés tanto por los toros como por los toreros. Con corridas así resulta imposible el éxito de una Feria. Una ganadería baja de raza estoqueada por tres diestros del montón, es garantía de aburrimiento. Pero claro, las figuras tienen un caché elevado, y las ganaderías con prestigio, tampoco son baratas. La empresa gana muchísimo más dinero con la corrida basura con la plaza llena, o casi llena, por el chantaje del abono obligatorio. Corridas que en provincias convocarían a doscientas personas, en San Isidro se celebran a plaza llena, porque la gente no quiere perder el abono. Pero con una ganadería sin fuste y con toreros mil veces repetidos y fracasados, el aburrimiento es inevitable. La Comunidad bajó el canon del arrendamiento a la empresa para que tuviera más margen a la hora de confeccionar un San Isidro atractivo... Pero ya hemos visto la feria que la empresa ha perpetrado. Hora es ya de que el Consejo deje de tocar el violón, tome cartas en el asunto y no vuelva a consentir tamaño descalzaperros. 3.- El toro, ese problema. Desde que esta empresa está llevando la Plaza de Las Ventas, el toro es un problema. Unos días se aprueban corridas en escalera, con un par de toros sin el trapío exigido por el público de Madrid. Otros días se desechan un montón de toros, para terminar sacando seis bichos que acaban cabreando a todo el mundo. Otros días salen al ruedo unos galafates enormes y feísimos que es imposible que puedan embestir... ¿Qué está pasando? Tengo la impresión de que están pasando dos cosas principalmente. En primer lugar que las corridas parejas y bien presentadas de una ganadería de prestigio valen mucho dinero, que la empresa no quiere gastar. El secreto del éxito ganadero de San Fermín o de Bilbao radica en que allí no se escatima a la hora de pagar la materia prima. Pero aquí se compran cinco corridas caras y veinte baratas, y así nos va. En segundo lugar, detecto en la empresa poca gana de trabajar y mucha improvisación, El abandono en las labores de reseña y supervisión del toro en el campo, es más que palpable. Sí a ello añadimos a Curro Vázquez haciendo de las suyas sin que nadie le ponga en su sitio, pues apaga y vámonos. En el tema toro, es evidente que esta empresa no llega a los Lozano ni a la suela del zapato. La cabaña brava no está tan mal como ha parecido en San Isidro. Lo que ha ocurrido ha sido una mala reseña de las corridas, lo que ha provocado el cataclismo. En Sevilla embistieron muchísimos toros, y en San Fermín seguro que también embestirán. 4.- Pepi, Luci, Bom y otros toreros del montón. Con la antigua empresa las figuras toreaban tres tardes en San Isidro, a veces hasta cuatro. La comparecencia de la segunda y tercera fila, se dejaba para el verano, época ideal para dar oportunidades. Con Chopera las figuras también toreaban tres tardes. Fueron los Lozano los que rebajaron la comparecencia de las figuras a dos veces. Pero se las apañaban para presentar siempre cuatro o cinco carteles de lujo y, además, para que las otras tardes tuvieran sus elementos de interés. Con Choperita la presencia de las figuras se volvió testimonial en la Feria, y ya no anunció a la segunda y tercera fila en verano. La anuncia en San Isidro directamente. Y mientras suprime las corridas estivales con el aplauso y la aquiescencia de la Comunidad de Madrid, que, para estupor de los buenos aficionados, le ha concedido la plaza en los dos últimos concursos. No se pueden hacer las cosas peor. Han convertido San Isidro en la Feria de plaza de tercera más grande del mundo. Sólo van a por la máxima rentabilidad sin pensar, ni siquiera por un momento, en la satisfacción del aficionado o en sembrar para recoger algún día... Pero, como muchas veces he repetido, la culpa no es tanto de la empresa como de la Comunidad de Madrid. La empresa es una sociedad mercantil que busca el máximo beneficio. Tendría que ser la Comunidad quien le exigiera que en San Isidro, primera feria del mundo en teoría, se lidiaran los mejores toros por los mejores diestros. También debería exigir la celebración de muchas corridas de toros a lo largo del año que fueran oportunidades para los nuevos matadores. Y la exclusión definitiva, por muy buenos padrinos que tengan, de los toreros que ya han demostrado reiteradamente su ineptitud. Esta clase de torero ya amortizado ha sido la base de los últimos sanisidros. Los resultados a la vista están. 5.- La afición. Entre las escasas noticias buenas de este interminable mes de toros, destaca la respuesta del público. A pesar de la crisis, la plaza ha presentado un aspecto magnífico todos los días. Lo económico de las entradas en Madrid puede explicar el fenómeno, fenómeno que debería hacer pensar a muchas empresas de plazas con precios desorbitados. También la Feria tiene un enorme arraigo en la ciudad, lo que explica que la gente vaya a los toros a pesar de tan pésimos carteles. Pero ¡cuidado! La calva casi permanente en los altos del tendido cinco y esos ochocientos abonos sin vender, deberían hacernos reflexionar. Puede que nos encontremos en los inicios de una recesión de consecuencias todavía impredecibles y el constante fracaso del espectáculo echa a la gente de la plaza, y hace un daño irreversible a la imagen de la Fiesta. Ya ha llegado el verano. Un interminable verano de novilladas. Novilladas que antes tenían su lugar los viernes por la noche, pero que ahora van a sustituir a las corridas de los domingos. Entre la Comunidad, la Empresa y el Canal Plus, las mataron. Sólo queda allá a lo lejos la Feria de Otoño, en esta carrera para dejar reducida la temporada madrileña únicamente a los festejos rentables para la Empresa. Este año, con este San Isidro patético y la reducción de la temporada, hemos bajado un par de peldaños más en este paulatino descenso a los infiernos. Las etapas de Manolo Chopera y los Lozano, a los que tanto criticabamos, ahora nos parecen idílicas. ¿Quién parará este desastre? ¿Cuándo volverán a hacerse las cosas con sensatez? Esperemos que la Comunidad y la propia empresa reaccionen ya mismo. Dentro de un par de años puede ser demasiado tarde.

2 comentarios:

  1. Domingo, quería contactar contigo porque he leído que andabas detrás de alguna película de Fernando de los Reyes "El Callao". Yo tengo un festejo suyo. (Envíame un email a fjpp1973@yahoo.es )
    Soy Javier de Asturias. Hemos coincidido cenando en la peña Astur este invierno y hace un par de ellos.
    Un saludo

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